Era ya
media noche, ya no se escuchaban pasar carros por la pista, los grillos
comenzaban a cantar y las luces de los vecinos terminaban de apargarse.
Pareciera que la noche llegaba a su punto más silencioso, justo el momento
perfecto para dormir plácidamente hasta el día siguiente, pero no para mí.
Sábado por
la noche, mientras todos están de fiesta en la ciudad, especialmente mi madre y
mi tía, yo me encontraba acostada en el cuarto del segundo piso que compartía
con mi madre. Miraba la luz amarillenta que entraba por la ventana y chocaba
con el piso, aclarando un poco el cuarto sin necesidad de prenden la luz. La
puerta se abre de repente y se logran ver dos siluetas, una más ancha que la
otra.
Desde que
mi madre y mi tía nos dejaron solos estuve esperando el momento, el momento en
que llegara mi tío Humberto y su hijo Fabian, mi primo. Abrieron la puerta
lentamente sabiendo que me encontraba sola en el cuarto. Alcé la mirada un poco
sin decir palabra porque sabía lo que me esperaba. Ellos por su parte se me
quedaron viendo unos segundos antes de entrar.
No es la
primera vez que pasa esto, llevamos así mucho tiempo. Para ser más exacta,
desde que mi madre, Eva, encontró a mi padre con otra mujer en la casa es que
nos vinimos a vivir con mi tía Luna, hermana de mi madre. Su casa no es muy
grande, a penas nos pudimos acomodar en un pequeño cuarto brindado por mi tía.
Tampoco podíamos exigir muchos, mi madre no tenía un trabajo estable para poder
contribuir económicamente en la casa, así que mi tía le dijo que podría
quedarse sin pagar hasta conseguir algo.
Eso no le
gustó mucho a mi tío ya que tenía que comprarse más comida para nosotras.
Durante varias semanas estuve escuchando las quejas que le daba mi tío a su
esposa, hasta que encontró una forma de cobrarse el tiempo de estadía en la
casa.
Mi tío y mi
primo entraron inmediatamente al cuarto cerrando la puerta lentamente. Yo
estaba entre las sábanas por el frío que hacía, vestida con mi pijama blanca de
flores rosadas. Cuando entraron, me senté en la cama para mirar con más
claridad sus expresiones, para saber si lo que me haría me dolería por la
mañana. Mientras esto ocurría, mi tío decía:
-
Bueno
sobrina, entiendes que mantener una familia de cinco está complicado. No se
puede ir por ahí pensando que todo será gratis.
Fabian se
acerca a la ventana y cierra la cortina, evitando que luz entre y oscureciendo
el cuarto. Va rápidamente la mesa de noche que se encuentra al costado y
enciende la lámpara que apenas emana luz. Mientras mi tío seguía hablando:
-
De
alguna forma se tienen que pagar los gastos. Con dinero. Sin embargo, eso es
algo que ustedes no tienen por ahora. Pero me gusta la forma en la que nos
estás devolviendo el favor.
Mi tío se
acerca a mí y comienza a sobar mi hombro lentamente mientras que su otra mano
va tirando las sábanas para destaparme. Fabian comienza a sobar mi pierna
blanquiñosa que se encontraba desnuda por usar un short blanco de tela delicada
que va en conjunto con la pijama. Van tocando mi cuerpo a medida que se va
destapando en la penumbra del cuarto.
Fabian va
subiendo su mano lentamente por mi pierna mientras se soba el bulto, mi tío por
consiguiente comienza a llevar sus manos a unos de mis pechos y a presionarlo
delicadamente. Yo hago pequeños gestos de querer soltarme ya que me tenían
acorralada, pero los tres sabíamos que no me liberaría hasta que ellos hayan
terminado la sesión. Alzo la mirada y los miro a los dos, mirándome fijamente
con sus caras de pervertidos, con esa pequeña sonrisa de placer, de saber que
disfrutaría de mi cuerpo en cuanto me desnudaran.
En un
movimiento rápido, mi tío lleva su otra mano a mi otra teta y comienza a
apretarlas despacio mientras Fabian comienza a sobar mis dos piernas subiendo
sus manos de más hasta llegar a mi vagina, sobarla un poco y luego volver a
bajar. Con mis manos intentaba evitar que me tocaran torpemente haciendo
pequeñas quejas con la boca.
El
resistirme a sus manoseas parecía que los motivara aun más, pero no me di
cuenta de eso hasta que mi tío me dio un morreo forzado sin dejar de jugar con
mis peños. Metió su lengua en mi boca haciendo que yo ponga mis manos en sus
hombros para poder quitarlo de encima. Fabian aprovechó esto para quitarme el
short rápidamente dejándome solo con mi calzón azul, luego puso su mano sobre
mi vagina por encima del calzón y sobó con sus dedos haciendo un poco de
presión mientras metía la otra mano en su short para tocarse la verga.
Mi tío dejó
de besarme y empezó a tirar de mi polo para poder quitármelo, usaba un poco de
fuerza pero trataba de ser cuidado. Tiró y tiró hasta dejarme desnuda. En ese
momento los dos pararon de tocarme para observarme más a detalle. Yo trataba de
cubrir mis pechos con las manos mientras intentaba cerrar las piernas.
Luego de
unos segundos, Fabian coge los tirantes de mi braga y comienza a tirar de ellos
para quitármela. Yo troto de evitarlo agarrando sus manos, pero me fue
imposible, él tenía mucha más fuerza que yo. Pero a pesar de usar la fuerza,
ellos trataban de no hacerme daño.
-
Cuidado,
no le hagas marcar o se darán cuenta – dijo mi tío mientras comenzaba
desnudarse.
-
Tranquila
– dijo mi primo mientras me quitaba el calzón – déjate que será más rápido para
ti.
Al quitarme
el calzón por completo, Fabian intenta meter la cara entre mis piernas, yo las
cierro con fuerza mientras intento parame con las manos sobre la cama. Mi tío,
quedándose en boxer, me agarra de las
manos evitando que forcejee con Fabian. Él abre mis piernas con cierta
brusquedad y rápidamente baja la cara a mi vagina, posiciona su boca justo en
frente de ella y me mira a los ojos, me da una sonrisa mañosa y pasa a lamer mi
vagina intensamente mientras tiene mis piernas abiertas con sus manos. Mi tío
me suelto y rápidamente pongo mis manos sobre la cabeza de Fabian para quitarlo
de mi vagina, jalo de sus pelos y empujo su cabeza a un lado pero no consigo
nada.
Mi tío por
su lado, se quita la última prenda que llevaba y rápidamente se arrodilla,
quedando al borde la cama, y se agacha para comenzar a chupar uno de mis
pechos. Intento quitármelo de encima pero él coge una de mis manos para que no
forcejee con él tampoco.
Mientras
Fabian me comía el coño mi tío Humberto saboreaba mi pezón durito y rosado. Los
dos ya estaban disfrutando de mi cuerpo como se sabía que ocurriría desde un
principio. Me tenían completamente dominada, estuve a sus antojos desde el día
en que entré a esa casa.
Sentía como
la lengua de Fabian iba de arriba abajo, en círculos, abriendo mis labios y
metiendo su lengua en mi entrada empapándome todo el coño con sus babas. Mi tío
disfrutaba morder mi pezón, jugar con su lengua moviéndola de un lado a otro y
de vez en cuando chupándola como si intentara sacar leche. Se escuchaba como
sus babas empapaban mi cuerpo blanquecino.
Estuvieron
así por un rato mientras yo hacía pequeñas quejas – Ya paren por favor, van a
llegar y nos van a encontrar – decía, pero yo no hacían caso y continuaban
chupando mi cuerpo.
Mi tío deja
de chuparme el pezón y se para rápidamente. El cuarto estaba un poco oscuro,
pero aun así pude ver su enorme verga ya erecta. Era ancha, no muy larga, pero
con un glande grande. Se acerca a la cama y se acuesta de costado, a un lado
mío, dejando su pena cerca de mi rostro. Lo agarra por el tronco y comienzo a
comerlo hacia mi boca. Yo hago la cara a un lado mientras aun intento sacar a
Fabian de entre mis piernas, pero mi tío me coge del pelo con la otra mano y
regresa mi rostro a mi pene.
-
Abre
esa bosa y comienza a hacer tu trabajo – dijo mi tío con cierta seriedad.
A pesar de
intentar no hacerlo, los tirones de cabello me dolían. Sabía que la única forma
de evitar que me jalara el pelo era comenzar a chupar su verga, fue lo que
hice. Con los ojos cerrados abrí un poco la boca, lo suficiente para que
metiera la cabeza en ella y yo comenzara a hacer círculos cobre este para
empaparla.
Fabian alzó
la mirada y vio como tenía la verga de su padre en mi boca, dejó de chuparme el
coño y se alzó, quedándose arrodillado entre mis piernas para evitar que las
cerrara. Se bajó el short un poco solo para sacar un verga erecta que, siendo
hijo de Humberto, tenían cierto parecido. La diferencia era que Fabian no la
tenía tan cabezona como su papá, pero la tenía un poco más larga. Pero los dos
la tenían grande y blanca.
Mientras
chupaba la verga de mi tío, miré a Fabian con cierto temor ya que sabía lo que
estaba planeando. Él empezó, estando entre mis piernas y con la verga afuera, a
pasar la puntita de este en mi vagina, empapándola con mis fluidos ocasionados
por su lengua. Pasó su verga de arriba abajo lentamente, como si abriera mis
labios con su verga para poder ver mi entrada. Una vez la empapó bien, la
posicionó en mi entrada y empujó lentamente para que entrara. Mi vagina estaba
tan mojada que su verga resbaló al entrar, profundizándola fácilmente en mí.
Mientras entraba yo di un gemido de corrido que duró unos segundos.
A la par
que Fabian comenzaba con el pete saca, mi tío también teniendo su verga en mi
boda. Ahora lo dos me estaban penetrando, uno por el coño y el otro por la
boca. Yo comenzaba a gemir entrecortadamente por las embestidas de los dos. Sus
movimientos bruscos hacían que mis senos vayan de arriba abajo, de izquierda a
derecha. Mi cuerpo hacía vaivén con cada embestida, se alzaba y se profundizaba
sobre la cama, parecía que me desarmaría de un momento a otro por los constante
movimientos.
Mi cuerpo
es delgado como la de una modelo japonesa, también blanco como la nieve, eso hace
que el mínimo contacto imprudente hace que se marque de rojo. Fabian y Humberto
saben eso, es por eso que tienen cuidado con mi piel y no se andan con mordidas
o cachetadas, de lo contrario mi madre me vería y se enteraría.
-
Sabes
chuparla rico – dice mi tío mientras saca su verga de mi boca – pero ya es
turno de ese coñito.
Fabian al
ver que mi tío se paraba, saca su verga de mí y se retira intercambiando lugar
con su padre. Ahora era Humberto quien estaba entre mis piernas. Agarró su pene
e hizo lo mismo que su hijo, pasó su glande por mi vagina para empaparla y
dejarla lista para cogerme. Aun que ya estaba muy mojada por mis babas. Luego
la introdujo lentamente mientras yo gemía pues mi tío la tenía más ancha que
Fabian, eso me hacía sentir como mi vagina se iba abriendo a la vez que Humberto
la empujaba.
Una vez la
introdujo por completo, empezó a cogerme lento, pero siendo un poco tosco,
haciendo que de un gemido por cada embestida que me daba. Fabian estaba a un
lado del cuarto desvistiéndose sin dejar de mirar como me cogía su padre. Luego
se acercó acostó al borde de la cama (como lo hizo su papá) e intentó meter su
verga en mi boca.
-
Tienes
que limpiarme la verga – dice Fabian – mira como la dejaste toda babosa ¡Abre
esa boca!
No quería
hacerlo, pero sabía que me iría peor si no hacía caso, entonces abrí mi boca y
comencé a succionar su verga para quitarle todos mis flujos por estar
penetrándome. Se sentía muy babosa entando en mi boca, como si estuviera chupando
un caramelo no tan duro empapado con miel. Claro… sin ese dulzor.
Mi tío seguía
cogiéndome de forma brusca, eso a Fabian lo ponía más. Le gustaba sentir mis
gemidos en su verga, eso hacía que me metiera su verga hasta el fondo de la
garganta y dejarla ahí unos segundos, haciéndome soltar una arcada fuerte para
luego continuar chupándosela. Me metía su verga tan al fondo que sus bolas
chocaban con mi mentón y hacían presión en la arcada.
Fabian continúo
penetrándome, cada vez más rápida. Incluso se escuchaba más su jadeo a medida
que la metía más rápido. Estuvo unos segundos así hasta que no aguantó y soltó
un suspiro de placer por correrse en mi boca. Me llenó tanto la boca de su semen
que solo me quedó tragármelo todo para evitar que me manchara me mejilla al
sacármela.
Humberto lo
miró paró de cogerme y miró a su hijo diciendo “no duras nada”, sacó su verga para darme vuelta rápidamente y
quedarme boca abajo. Luego me cogió de la cintura y la tiró hacia arriba,
alzando mi culo poniéndome en cuatro. Él se puso atrás mío y dijo “Tienes que
saber durar hijo”. Luego empujó su verga en mi coño y me penetró rápidamente.
Comenzó con el mete saca haciendo soñar mi culo con cada embestida. Fabian colocó
su cabeza debajo de mis pechos y empezó a chuparlos con cierta dificultad pues
estos se movían de adelante atrás rápidamente por mi tío.
Mi primo empezó
a masturbarse mientras pasaba su lengua por mis pechos y yo gemía al compa se
las embestidas de mi tío. A Fabian se le volvió a parar por la paja que se
hacía y mi tío aumentaba la velocidad. Comenzó a tirar de mis pelos para
penetrarme más duro. Yo solo gemía y cerraba mis ojos dejando que ellos
hicieran lo que sea conmigo. Pero algo que no entiendo hasta el día es que
encontraba cierto placer en todo lo que me hacía, aun que no lo admitiera, en
el fondo sentía un morbo que jamás se los admití.
Humberto
siguió cogiéndome con fuerza hasta que se vino dentro, empujó su verga lo más
al fondo que podía y correó todo su semen. Fui sintiendo como su verga se
encogía dentro de mi vagina hasta que le casó lentamente y dejó caer pequeñas
gotas de semen en mi cama que chorreaban de mi vagina. Luego Fabian salió de
entre mis pechos y cambió lugar con su padre. Sin dejarme descasar, resbaló su
verga en mi vagina y comenzó a penetrarme de la misma forma en la que lo hacía
su papá. Jaló de mis pelos haciendo que curvara mi cintura hacia arriba y me
penetraba con fuerza.
Mi tío se
sentó en una silla cerca de la mesa de noche con la lámpara y empezó a observar
como su hijo me cogía. Escuchando mis gemidos y el “pla pla pla” de mi culo con
la verga de Fabian, empezó a jalársela para que se le parara de nuevo.
-
Que
rico coges prima – dice Fabian cogiéndome – eres toda una puta… me pones tanto…
Fabian
continuó haciéndome gemir hasta que se vino dentro. Él no empujó su verga al
fondo, pero me jaló del pelo muy fuerte haciendo que suelte un grito fuerte,
luego se quitó y le dijo “te toca” a mi tío. Humberto, sin perder el tiempo, se
paró ya con la verga erecta y acercó a mí mientras Fabian se salí. Yo me acosté
por el cansancio mojando mi cama con el sudo de mi cuerpo mientras jadeaba
delicadamente. Mi tío me da vuelta y se pone encima de mí, agarra mis piernas y
las coloca en sus hombros, penetrándome de esa forma mientras Fabian se sienta
al borde de la cama y observa a su papá coger conmigo.
Y
estuvieron así toda la noche cogiéndome, intercambiando lugares, jalándome el pelo,
besándome incluso después de hacerlas chupado a los dos. Una noche en la que la
gacela era yo y mis dos leones disfrutaban de su caza. Aun que al principio no
quería dejarme, tuve que ceder para evitar que me hicieran daño. Pero no negaré
que disfruté un poco del sexo, incluso los ayudaba un poco alzando mi culo para
que me cogieran más fácil. Ellos sabían que me dejaría tarde o temprano porque,
como les dije en un principio, no es la primera vez que pasa.
Llegó un
momento en el que los dos se cansaron y se acostaron en mi cama, uno a la par
del otro, e hicieron que me comenzara a chuparles la verga. Yo me coloqué en
medio de ellos con el culo mirando hacia la cara, eso hacía que ellos jugaran
con mi vagina, dedeándome y dándole palmadita para hacerme gemir mientras tenía
su verga en la boca. Luego me volvieron a coger hasta cansarse por completo y
haberme llenado todo con su leche.
Al terminar,
buscaron sus prendas en el cuarto, se vistieron y se fueron del cuarto antes de
que llegaran mi tía y mi madre de fiesta pues ya eran como las 4 am. Me dejaron
desnuda, sudorosa y llegan de semen su semen. Pero algo sabía, esa noche no fue
la prima y ni será la última de sus cogidas. Sabía que ocurriría de nuevo,
sabía que ellos regresarían por y pues… yo… los estaría esperando.
Comentarios
Publicar un comentario