Mi engreída Josselin

  Josselin siempre fue una niña muy cariñosa, constantemente le pedía abrazos su madre, y besos en la mejilla a mí, su padre. Quería jugar todos los días en el enorme jardín que tenemos, correteando con su faldita que hacía vaivén por el viento mientras ella imaginaba que podía volar, con su muñeca de trapo en un mano mientras decía “¡Vuela más alto!”. Su simpatía le causaba ternura a todos los adultos que la conocían, era como si quieran abrazarla hasta hacerla explotar. Desde pequeña tenía actitudes raras cuando se trataba de mí. Cuando llegaba a casa, ella siempre gritaba “¡Papi!” y venía corriendo a mí sin dejarme cerrar la puerta por completo. Quizás les parezca normal, pero lo raro llegaba cuando intentaba saludar a mi esposa con un beso en los labios y Josselin me interrumpía. Me jaloneaba y me decía “Cárgame papi cárgame” o a veces solo me decía “Ven te quiero mostrar algo que hice” e impedía que saludara a Beatriz, mi esposa. Cuando caminábamos los tres por la calle ta...

Una relación prohibida con mi hermano



Siempre esperaba a media noche para entrar a mi cuarto en puntillas, como un ninja, mientras nuestros padres duermen en su cuarto con la puerta cerrada. Escuchaba el rechineo de la puerta al abrirse, lento y discreto, evitando que la gente que duerme del otro lado de la habitación despierte (mi hermana) y metiéndose a mi cama rápidamente. 

-Eva, ¿estás despierta? - me preguntaba mi hermano mientras yo me hacía la dormida, como todas las noches. 

-¿Eh? ¿Quién es? 

-Soy yo, tranquila, nadie me escuchó. 

-¿Por que tardaste? 

-Lo siento, estaba haciendo tarea. 

Es en ese momento es donde comienza a besarme mientras se tapa con la sábana, llevando sus manos a mis costado, subiéndose en mí lentamente mientras yo abro las piernas para él quede entre ellas y poderlos abrazar con las piernas, aferrándome fuerte a mi hermano. 

Su lengua jugaba con la mía dentro de mi boca, voy sintiendo como su bulto va creciendo encima de mi coño que, poco a poco, se va humedeciendo a medida que él va alzando mi bata para ir tocando mis morenas piernas. No puedo como lo que me pone mi hermano por las noches, es como si se convirtiera en el hombre perfecto para mí. Sus labios se chocaban con los míos mientras él iba jugando con sus manos a recorrer mi cuerpo. 

Mientras iba alzando lentamente sus polo para quitárselo, dejó de besarme, llevando sus labios a mi cuello rápidamente para chuponearlo y besarlo tiernamente. Iba metiendo mis manos dentro de su pija para sentir su piel caliente, excitándome por el camino y sintiendo palpitar mi coño mientras su bulto hace presión contra este. 

Pasaba mi mano por su espalda, rasguñando y marcándolo como a una res, dejando mi marca de propiedad para que las perras que le coquetean se den cuenta que él ya tiene a alguien que le lo ama. 

-Hoy no te eh visto en todo el día, ¿Dónde estuviste? - le pregunto con aires de celos mientras le lengua pasa por mi cuello. 

-Estuve en la universidad Eva, sabes bien que los Viernes tengo clases todo el día. 

-Seguro estuviste te viste con tus amiguitas con las que "no pasa nada".

En eso, Efraín me deja de besar y alza su cara para mirarme con cierta molestia.

-No empieces ahora Eva. 

-Seguro si te viste con ellas. 

Hace una mueca de frustración y baja la cara hacia mi cuello para continuar besándolo. Siento que se pone un poco más brusco en cuento los tocamientos, apretando mis muslos con un poco de fuerza. 

-Siempre buscas la manera de hacerme enojar ¿Verdad?

Me dice mientras paso mi mano por su cabeza mientras sus labios mordisquean mi cuello delicadamente. Siento como empieza a subirme la bata hasta mi cintura, raspando un poco mi puerco al hacerlo, trato de acomodarme un poco para que la bata suba son facilidad sin hacer daño. 

Siento como su mano sube por mi muslo, lentamente, sintiendo cada centímetro de su mano suave recorrer mi pierna. Al llegar al final, la desliza por la parte posterior del muslo y me agarra la nalga, apretándola y tratando de hacerla a un lado para sentirla con más precisión. 

-Sabes bien que no me gusta que te juntos con esas estúpidas - digo sin dejar de alzarle el polo. 

-Y tú bien sabes que no pasa nada con ellas, solo son compañeras de estudio. 

-Pues puedes juntarte con tus compañeros de estudios - en eso, logro alzar su palo hasta arriba. 

Efraín me ayuda a quitarle el polo, alzando los brazos, apoyándose un poco en mi para evitar caer hacia delante. Al quitárselo, lo tiro hacia un lado de la cama, dejándolo caer al suelo. Él me queda mirando a los ojos, pasa una de sus manos por mi mejilla y dice: 

-Esté con quien esté, siempre te perteneceré hermanita - mientras me habla, sus pulgar va jugando con mis labios, circulando sobre estos. Luego, lo introduce en mi boca, haciendo presión sobre la lengua para abrirme la boca para dejarlo ver dentro. 

Después de unos segundos abriendo mi boca para él, comienzo a chuparle el pulgar de forma sexi y excitante para compensar su molestia hacia mí por haberlo hecho enojar un poco, aun realmente no estaba molesto, solo estaba caliente. Lo conozco bien.

Mientras le voy chupando el pulgar, su otra mano va bajando mi escote para sacar una de mis senos. Impresionantemente, logra sacar mis pechos morenos del tirón por el escote de la bata. Yo gimo un poco pues aun no a dejado de ser un poco brusco, a pesar de que estoy siendo lo más complaciente que puedo. 

Aprovechando que mis senos estaban al descubierto, Efraín comienza a jalarlos de los penos, cogiéndolo con dos dedos y estirándolo hacia arriba para soltarlos y ver como rebotan. Luego los cogía con toda la mano y circulaba su pulgar en el pezón, no sin antes haber lamido y pulgar, empapándolo con su baba y pasándolo por mi pezón negro. Esa sensación me calentaba mucho, y él se daba cuenta de esto cada vez que lo hacía. 

No podía evitar dejar de ojear su bulto, muy a pesar de que siempre lo veo, cuando está cerca de mi coño es como si fuera una alerta para que se moje y se prepare para ser penetrada. Es una delicia. 

Sin dejar de chuparle el pulgar, y sin interrumpir su manoseada de pechos, bajo mis hacia su short y se voy bajando lentamente para dejarlo en bóxer. Al estar seme denudo, se podía ver a la perfección su erección a través del bóxer. Podía ver lo cabezón que estaba, e incluso, podía ver que estaba mojado de la puntita por la parte húmeda del bóxer. Es esa gota de líquido preseminal que los hombre botan y que a mí tanto me encanta. 

Inesperadamente, quita su pulgar de mi boca y me coge el mentón, apretando mis mejillas suavemente y llevando su otra mano hacia su ropa interior, no tan interior después de todo, y comienza a bajársela lentamente. Veo como por el tirante del bóxer se va viendo la punta del pene, veo lo modajito y duro que está. Definitivamente era por mí. 

Al bajárselo por completo, haciendo un movimiento rápido, hace que su verga salga rebotando, chocando un poco con mi coño por encima de mi braga. Mi braga era de rayas negras y blancas, muy sexi para la vista. 

Arrodillado entre mis piernas, no pudo evitar cogérsela y dar pequeños golpecitos contra mi vagina por encima de mi braga con su verga, eso hacía que se empape más de lo que ya estaba. Luego, cogió mi braga de los costados y la deslizó por mis muslos suavemente, haciendo que estire mis piernas para ayudarle a desnudarme. 

Al quitarme la braga, vuelvo a abrir mis piernas frente a su vega erecta, da unos pequeños golpecitos contra mi vagina, otra vez, y estira su mano hacia mi boca. 

-Escupe - ordena con cierta seriedad en su cara. 

Haciendo caso a su mandato, doy un escupitajo sobre la palma de sus manos, mojando parte de sus dejos. Lleva sus mano llena de mi baba hacia su verga y la comienza a lubricar, agarrándola del tronco y subiendo hasta el glande y bajando otra vez, repitiendo este paso una y otra vez, llenado su verga de la baba de sus hermana quien se encuentra abierta de piernas, con su coño expuesto, frente él. 

Mientras se lubrica, llevo mis dedos hacia mi vagina para tocar mi clítoris, circulando mis dedos sobre este. Él no me deja de mi mirar mientras se lubrica, mientras mira como su hermana se masturba viéndolo a él y su deliciosa verga. 

Una vez bien lubricado, quita mi mano de mi coño y posiciona su glande en mi entraba. Pasa la punta de su verga por todo mi coño, de arriba abajo, empapándolo con mis jugos pues tengo una vagina muy jugosa, en especial cuando lo tengo encima de mí. 

Alza su mirada para mirarme a los ojos, mueve su pelvis un poco hacia delante para hacer que su glande entre con suavidad en mi coño. Al entrar, gimo un poco al sentir como se va deslizando dentro de mí. Él me tiene agarrada de una pierna mientras que su otra mano se está apoyando sobre la cama. 

Cuando su verga entró por completo, la dejó dentro un par de segundo mientras bajaba su mirada para darme un morreo intenso. Al agacharse para besarme, su pecho apostó un poco mis senos, y en esa posición, empezó a mover su pelvis de adelante a atrás lentamente, lubricando el interior de mi coño para hacer las cosas más placenteras a medida que me menetraba. 

-Que rica verga tienes hermanito - digo mientras va mordiendo mis los labios. 

-Tú me pones así Eva, eres una mala hermana - dice sin dejar de mover su pelvis.

-¿Y por que he sido mala hermanito? 

-Me haces enojar, siempre me hacer enojar. Me celas mucho.

-Sabes que lo que hago porque te quiero mucho, no lo hago para molestarte. 

Efraín sigue moviendo su pelvis, acelerando un poco las embestidas, haciendo que el mete saca empiece a sonar por la enorme cantidad e humedad que hay en mi coño. 

En eso, deja de penetrarme repentinamente y me da vuelta, haciendo que quede encima de él con su verga aun dentro de mí. Al estar así, el agarra mi bata y la sube rápidamente por mi cuerpo para poder quitármela. Por lo brusco que es, al sacármela, hace que mis tetas reboten de arriba abajo. 

Una vez me quita la bata, la tira por los aire y comienza a coger mis senos. Yo empiezo a mover mi pelvis lentamente en círculo con su verga dentro de mi coño. Me inclino hacia delante, haciendo que mi pechos queden sobre su cara, y el comienza a lamerlos y mordisqueando. Siento como su lengua lame uno de mis pezones, luego comienza a succionarlo, como cuando un niño intenta sacar leche de su madre. 

Al estar en esta posición, Efraín se abre de piernas un poco, con su mano libre agarra una de mis nalgas y la estira hacia arriba, haciendo que mi coño se abra más. Esto hace que el pueda comenzar las embestidas. Alza mi culo y el comienza a penetrarme rápidamente, haciendo que mis nalgas reboten, haciéndome gemir. 

Trato de bajar la voz para evitar que la familia nos escuche, pero no puedo, el placer me vence y hace que gima fuerte. Trato de retener mi estruendoso gemido, pero Efraín se da cuenta de esto y pone aun más brusco con la embestidas. Al parecer le gusta mi germir.

-¡Efraín nos van a escuchar! - digo mientras aplasto su cara contra mis pechos. 

-No me importa, me encanta coger contigo y no tengo miedo de admitirlo. 

-Pero nos pueden descubrir ¡loco! - digo tratando de esconder mis quejas de placer. 

-No importa, eres mi perra, y si alguien quiere mirar, pues que mire. 

Y rápidamente aceleró aun más con las embestidas, dándome nalgadas estruendosas, dolorosas pero placenteras a la vez. Era raro.

Con un movimiento brusco, me alzo para evitar que siga penetrándome. Me quedo sentada sobre su verga unos segundo, viendo como sus ojos de vertidos observan mi cuerpo moreno y brillando por la luz de la luna. Después de unos segundo, comienzo a darle sentones pequeños, delicados para evitar gemir otra vez. 

Mientras le doy sentones, el va pasando su mano por todo mi cuerpo. Una de sus manos se encuentra agarrando una de mis nalgas, esos hace que agarra la otra nalgas con la otra mano. Las apreta y amasa a su gusto, separándolas para hacer que coño se abra aun más de lo que ya estaba. 

Teniendo sus manos sobre mis nalgas, las sube y abaja, guiándome con los sentones, diciéndome a que velocidad lo tengo que hacer. A pesar de que no quería gemir, sentía muy placentera las embestidas bruscas de Efraín, se que me gusta el sexo duro, pero cuando es con él pareciera que no tuviera límites. 

Al acelerar mis sentones, apoyé mis manos sobre su pecho para tener un mejor equilibrio, para poder ir más rápido. Los sentones comenzaron a sonar con el pasar de los minutos juntos con mi gemir entrecortado y su jadeo constante. Estaba sudando al igual que yo. Podía ver como su frente se llenaba de pequeñas gotitas de sudor. Podía sentir una gota de sudar bajar por mi cuello, hasta llega a mi escote y seguir bajando entre mis pechos. 

Mis senos empezaron a ir de arriba abajo a medida que los sentones se intensificaban, mi cabello empezó a hacer vaivén, nuestra respiración se aceleró junto con los jadeos que invadían el cuarto. Raídamente el frío desapareció y la calentura nos enrolló como una pareja de esposos teniendo sexo romántico, pero era mi hermano. 

-No pares hermanita, sigue sigue - decía mientras movía su pelvis de arriba a abajo. 

-Si hermanito, está rico ahhhh tampoco pares ahhh - decía sin dejar de darle sentones. 

Seguimos con las embestidas un largo rato, haciendo que la cama rechine, haciendo que el colchón suene con fuerza, siendo brusco el uno con el otro. 

Era común entre nosotros decirnos cosas como "te amo" o "solo quiero hacerlo contigo" muy a pesar de que al estar en familia nos decimos "te odio" o "ojalá te mueras". Cuando estamos solo somos pareja, cuando estamos con otras personas regresamos a ser los hermano de siempre. No es una relación muy sana que digamos. 

-¡me voy a venir! - semi grita. 

Y era verdad, sacó su verga de golpe, haciendo que quede entre mis nalgas, corriéndose en mi ano. Al sentir su semen entre mis nalgas, no pude evitar correrme sobre bajo estómago. 

Di un gemido estruendoso pues me dejé llevar por el placer y por el morbo de coger con mi hermano. No nos vinimos juntos pero si uno después del otro, fue genial. Sentía como su semen baja por mis nalguitas mientras que mi vagina chorreaba gotitas de flujo sobre él. 

Me acosté de golpe en la cama, a su costado, y me quedé mirando al techo, pensando en la primera vez que cogimos. Fue una noche como esta, casualmente un viernes como hoy, pero si quieren saber esa parte de la historia tendrán que hacérmelo saber. No obstante, pasé a comenzar a vestirme mientras que Efraín se iba de mi cuarto, como todas las noches.

Nunca nos acurrucábamos o nos dábamos mimos después del sexo, muy a pesar de que siempre quise hacerlo, supongo que me conformaré con un espacio vacío en mi cama.   


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