Mi engreída Josselin

  Josselin siempre fue una niña muy cariñosa, constantemente le pedía abrazos su madre, y besos en la mejilla a mí, su padre. Quería jugar todos los días en el enorme jardín que tenemos, correteando con su faldita que hacía vaivén por el viento mientras ella imaginaba que podía volar, con su muñeca de trapo en un mano mientras decía “¡Vuela más alto!”. Su simpatía le causaba ternura a todos los adultos que la conocían, era como si quieran abrazarla hasta hacerla explotar. Desde pequeña tenía actitudes raras cuando se trataba de mí. Cuando llegaba a casa, ella siempre gritaba “¡Papi!” y venía corriendo a mí sin dejarme cerrar la puerta por completo. Quizás les parezca normal, pero lo raro llegaba cuando intentaba saludar a mi esposa con un beso en los labios y Josselin me interrumpía. Me jaloneaba y me decía “Cárgame papi cárgame” o a veces solo me decía “Ven te quiero mostrar algo que hice” e impedía que saludara a Beatriz, mi esposa. Cuando caminábamos los tres por la calle ta...

Una relación prohibida con mi hermano 2



Todo en la vida tiene un comienzo, incluso la relación de "solo sexo" que tengo con mi hermano. Tarde o temprano sabíamos que pasaría pues, durante el avance de los años, la tención sexual entre nosotros iba floreciendo como un tulipán en verano. Somos de la misma sangre, era obvio que teníamos las mismas nivel de libidinosidad como para cometer un pecado uno de estos días, pero nuestras parejas nos mantenían alejados uno del otro pues cuando estábamos calientes, o al menos yo, me desfogaba con mi novio. 

Todo cambió cuando fui a la fiesta de la fraternidad en la universidad. Era viernes por la noche y la temática de la fiesta era "marihuana sin prohibiciones" o algo por el estilo, no lo recuerdo. 

A esa fiesta fui con mi dos mejores amigas, cada una con su novio, y nos adentramos en las entrañas de dicha fiesta en donde podías oler la marihuana quemándose en los porros de todos. Al entrar, te ahogas por tanto humo muy a pesar de estar en un ambiente abierto a la naturaleza, luego de un rato, la marihuana te empezaba a hacer efecto y olvidabas que estabas rodeaba de una multitud danzante y drogada, eso hacía que empieces a hacer cosas extrañas como cantar una canción completamente desconocida junto con personas desconocidas. 
    
Mi vestido enterizo era color negro con flores por todas partes, bien apegado a mi cuerpo, haciendo que se forme una silueta perfecta ante los ojos de todos. Mi piel morena resaltaba con la luces de neón de la fiesta, haciendo que sea el centro de atención de todos los chicos de la fiesta esa noche. 

A medida que la noche avanzaba, la fiesta si iba saliendo de control, al punto de empezar a bailar con chicos desconocidos en medio de la pista de baile con el humo de la marihuana a mi alrededor. Mi novio, quien me dejó sola para ir a hablar con unas de sus amigas, me visualizó desde lo lejos. Inmediatamente, camina rápidamente a la pista de baile para sacar. 

Yo me encontraba con dos chicos desconocidos bailando perreo, en medio de los dos. Ellos aprovechaban mi alcoholismo para manosearme y tratar de llegar a segunda base conmigo. Por mi parte, yo dejaba que me toquen y que apeguen su bulto a mi cuerpo, me justaba mucho esa clase de juego calientes, lo admito. 

Cuando mi novio llegó me jaló del brazo, sacándome de entre los dos chicos para llevarme a otro lado. Los chicos le gritaban en plan juego cosas como "Oye nos estamos divirtiendo" "Ella es mi amiga, no te llaves jajaja" y más cosas así por el estilo.

-¿Que mierda se supone que estás haciendo Eva? - me dice mientras me va jalando del brazo por toda la fiesta hasta la salida.

-¡Suéltame! ¡Vete con tus perras! - dije mientras jaloneaba mi brazo para liberarme.

-¡No! ¡Nos vamos! ¡Estás muy borracha y drogada! 

Tengo que admitirlo, me dejé llevar por el efecto del alcohol y la marihuana, pero aun así podía darme cuenta de la situación, incluso pude ver como Jhon, mi novio, me vio desde lo lejos perreando con los chicos. Eso me motivo aun más a sacudirles el culo a esos dos chicos al ritmo de la música. Estaba celosa por haberme dejado sola para irse con sus amigas, necesitaba vengarme. 

-¡Yo no me quiero ir! ¡Suéltame y vete con las zorras de tus amigas! - dije con furia ya casi llegando a la salida.

Jhon ni se inmutó antes mis alaridos y siguió tirando de mi brazo, sin importarle la cantidad de gente que nos veía salir de ahí entre gritos. 

Estaba demasiado drogada como para hacer tanto forcejeo, casi desorientada y sin poder recitar alguna frase sin  tartamudear. Botaba un poco de lágrimas pues la marihuana hace que te asustes un poco, un mal viaje creo que le llaman. Sea lo que sea que estaba teniendo en ese momento, a Jhon no le importó, estaba decidido a llevarme a casa como una niña berrinchuda. No saben la vergüenza que tenía dentro.

Al llegar a la calle, Jhon jaló mi brazo bruscamente haciéndome trozar y casi caer al suelo, los tacos no ayudaban mucho que digamos. Para evitar que caiga, Jhon pasó mi brazo alrededor de su cuello mientras me agarraba de la cintura. A pesar de mi molestia, aun tenía un poco de criterio como para saber que si Jhon me dejaba tirada en plena calle, nadie más me ayudaría a llegar a casa, así que me dejé llevar y simplemente dejé que mi cerebro de apagara un rato hasta llegar a casa. 

No se cuanto tiempo caminos, quizás fue por media hora o algo así, pero milagrosamente llegamos a casa a salvo. Mi ciudad es un peligro de noche, por eso me sorprende que no hayamos tenido algún altercado durante el camino. 

Una vez llegamos a la puerta de mi casa, trato de buscar mi llave en la minicartera que llevé en conjunto con mi vestido. Jhon me ayuda a buscarla al ver que estoy luchando con la cartera para que me de las llaves. Las encuentra y abre la puerta, lentamente para evitar que nos escuchen llegar, entramos y y cierra la puerta sin hacer ruido alguno. 

Jhon sabe que no puede ir más allá de la sala pues eso haría que mis padres se despierten y lo baten a patas, ya lo han hecho antes. Me deja en el sillón grande, echada y muy mareada, una vez me doy cuenta que estoy a salvo de los peligros callejeros, aprovecho para reclamarle.

-Eres un imbécil, me dejaste sola allá - digo mientras apenas puedo distinguir lo en la oscuridad de la casa.

-Y tú aprovechando para bailar con otros - dice con molestia.

-Tú me dejaste sola para ir con tus zorras de la universidad. 

-¡Son solo amigas! - susurra en voz alta. 

-A tu casa con ese cuento idiota, se que las coges, se que te gusta meterles dedo cuando tienen la casa sola - digo mientras me trato de parar - ¿Acaso no crees que los rumores me llegan? imbécil pretencioso. 

-¡Ya cállate! - dice mientras me tira delicadamente a sillón - está ebria y drogada.

-Ebrio o drogada, decídete.

-No se porque me tratas así, sabes bien que yo no hago nada de eso. Tú misma lo dijiste, son solo rumores. Te amor Eva, no haría algo que te haga daño, jamás.

Mientras decía su discurso de niño enamorado, iba colocándose encima mío lentamente, colocándose entre mis piernas. Yo intentaba hacerlo a un lado pero estaba muy atontada como para lograrlo. 

-¿Que haces? ¡Bájate! - dije mientras intentaba zafármelo.

-Amor, en serio te necesito, no me gustó verte con esos chicos. 

-¡Jhon bájate! ¡¿No ves que estoy molesta?! ¡Ve a coger con las perras de tus amigas. 

Jhon logró colocarse encima y comenzar a besar mi cuello mientras yo intentaba hacerlo a un lado torpemente. Claramente era vulnerable bajo los efectos de la hierva, y él se aprovechó de eso. 

-Amor, estabas tan buena esta noche, no podía evitar verte. Me di cuenta de como los otros te veían con lujuria, tienen que entender que solo eres mía ¿si?

Lastimosamente, encuentro excitante que un chico hable así mientras estamos en la previa del sexo, es como un morbo que tengo desde hace mucho. Jhon claramente sabe como calentarme, sentí como mi coño comenzó a mojarse mientras él posicionaba su bulto encima de este. 

A pesar de que lo empujaba y decía "no Jhon, no quiero, vete" mi subconsciente sabía que me dejaría coger de una forma u otra, solo me hacía la difícil para que, con alguna esperanza, se fuera y me deje en paz. Pero era claro que sedería en cualquier momento. 

Mientras besaba mi cuello, iba bajando sus manos por mi cuerpo para tratar de subir mi vestido apretado hasta mi cintura. Como estaba con las piernas abiertas, y en medio de ellas estaba él, se le hizo fácil subir el vestido. Una vez lo hizo, agarró mis nalgas fuertemente para calentarse, aun que noté rápidamente que ya estaba caliente desde el momento en que se me puso encima.  

Poco a poco fue llevando sus dedos por dentro de mi tanga negra que apenas cubría algo, empezando a acariciar en círculos mi clítoris que ya estaba un tanto húmedo por la situación en la que nos encontrábamos. 

Aun no podía espabilarme por la gran cantidad de droga que había en mi cerebro, estaba perdida, podía sentir como se aprovechaba de mí. Llegó un momento en que prácticamente comencé a sentir como sus dedos intentaban entrar en mi coño mojadito, y simplemente me dejé llevar. 

Comencé a gemir en voz baja mientras sus dedos bailaban dentro de mi coño, empapándose con mi flujo y deslizándose entre mis labios de arriba a bajo. Era genial la manera en que me sabía complacer, era mi miedo, tenía un poder sobre mí que podía usar a su antoja para manipularme. En parte le tenía temor, era un víctima de su manipulación. 

Mientras que una de sus manos estaba complaciendo mi coño, con la otra comenzó a desabrocharse el pantalón rápidamente. Por la posición en la que estábamos no pude ver su verga, solo sentí como empezó a rozar su glande sobre mis labios, llevándola de arriba a bajo, empapando la puntita con mi vagina jugosa llena de flujo. 

-Ahhh bebe, se que te gusta como lo hacemos, te encanta que te meta la verga - me dice al oído mientras hace un leve empujón son su verga erecta en la entrada de mi vagina, logrando meter el glande con lentitud. 

Me enervaba un poco el hecho de despertar a mi padres, no sabía si mi hermano ya abría llegado de la reunión a la que iría esa noche, no sabría si cruzaría esa puerta en cualquier momento. Aun así, nada me detuvo de seguir cogiendo con Jhon esa noche. 

Su verga fue entrando de a pocos, casi resbalando por la gran cantidad de humedad, no podía evitar gemir, trata de mantener la respiración con cada embestida que me daba, pero aun así lograba sacarme las quedas de la boca.

-Ahhh eres un idiota Jhon - decía entra gemidos - te odio ahhh!!

Jhon no paraba con el mete saca, estaba dispuesto a cogerme como a su puta, no por el hecho de que comenzara a cogerme sin mi consentimiento, si no por que medio gritaba. 

-¡Tú eres mi perra! ¿entiendes? Tú eres la única zorra con la que cojo. 

Encontraba cierta complacencia en que me trate como a un cualquiera, soy medio masoquista, perdón mamá, perdón papá. Se que no me criaron así, y no es su culpa, pero su hija de una completa pervertida. Me pregunto a quien habré salido.

Jhon continuó cogiéndome por un buen rato, en mi sala a oscuras, mientras mis padres dormían en su cuarto, hasta que llegó su momento feliz. Se vino dentro de mí, descaradamente, sin siquiera pregunta si podía hacerlo. Pude sentir sus chorros de semen dentro de mi vagina, junto con su respiración cansada y su jadeo imparable. Sentí como su verga dejaba hasta la última gota de su semen en mí.

Se quedó unos segundos con su verga dentro de mí, luego la fue sacando lentamente. Al sacarla, vi como se fue para abajo por lo flácida que estaba, sentí como un poco de su semen salía de mi coño y se deslizaba por mis labios hasta llegar a en medio de mis nalgas.

Yo me quedé mareada, con la visión borrosa pero muy satisfecha. Él se sentó en el sillón, abajo de mis piernas, se metió la verga al pantalón y se empezó a acomodar la ropa. Después de un par de segundo de haber cogido, escucho que recibe una llama inesperada. No puedo pararme, estoy seminconsciente en el sillón. 

-¿Aló? - contesta Jhon.

Alzo la mirada un poco para tratar de verlo y adivinar quien es la persona que lo llama a altas horas de la noche, tontamente pues apenas puedo escuchar con claridad lo que dice.

-También pensé lo mismo cuando te vi hoy - dice bajando la voz y medio alejándose de mí.

Tenía tantas ganas de hacer un escándalo en ese momento por esa llamada con impertinente, pero no podía. Malditas drogas.   

-Estoy libre ahora - dice, como a cuatro o cinco metros de mí - listo, entonces voy para allá - se queda mudo un rato - JAJAJA voy corriendo. 

Se voltea mientras mira su celular con una sonrisa estúpida en su rostro, se que significa esa sonrisa, maldito imbécil. 

-¿Quien era? - pregunto. 

-Ehhhh un amigo, dice queeee hizo una reunión inesperada y me está invitando - dice con muchos nervios. 

-¿Me crees estúpida? ¿Quién hace una fiesta a estas horas de la madrugada?

-Pues un amigo al que tendrías que conocer para saber que estas cosas son lo suyo.

Luego se acerca a mí, se agacha y me da un beso rápido en la frente. Traté de esquivarlo pero estoy demasiado cansada como para comenzar una discusión. Si, el maldito se va a coger con otra, y lo peor de todo me cree tan estúpida. Estaré drogada (o ebria, no se) pero aun así puedo razones. 

Después del beso en la frente, sacó un pastilla anticonceptiva de su bolcillo y caminó hacia la puerca con cierta rapidez, y se fue. Me dejó tirada en el sillón, como a una puta después de que la coges. Me sentía realmente mal, en serio tenía que arreglar muchas cosas en mi vida por esos tiempos. Me llené de impotencia al saber que pude hacer algo en ese momento para tener mi dignidad, lo poco que me quedaba, pero no lo hice por el estado de drogada en el que estaba.

Después marcharse, me quedé acostada en el sillón, cerrando mis ojos lentamente, dejándome llevar por el cansancio y por el sueño, hasta que mi cerebro se apagó por completo. No veía nada, ni oscuridad, nada. Era como si hubiera entrado en coma, un largo coma que era imposible evitar. En las películas se les llama descanso, es en donde la trama para un momento con su ritmo frenético para hacer que los espectadores tomen un descanso, mi descanso pues soy la espectadora de mi película, espectadora y actriz.  

No se por cuanto tiempo dormí, no se como es que pude dormir tranquila después de todo ese problema con Jhon, no se como puedo estar tranquila sabiendo que Jhon, mi novio, está cogiendo con otra chica en este preciso momento. Lo se que si sé, es que una manos tibias en mis piernas me despertaron.

Sentí como mis piernas estaban siendo recorridas por unas manos desconocidas, tibias pero suaves. Estaba apenas abriendo los ojos, intentando adivinar quien podría ser mi maño nocturno. Abrí los ojos  por completo cuando sentí que esas manos tocaban no solo mis piernas, si no que subían a mis nalgas, acariciándolas suavemente como dos bombones. 

Alcé la mirada rápidamente, con una visión borrosa y aun aturdida, y traté de visualizar quien era. Su silueta se me hacía conocida, ese cabello castaño y su piel trigueña se me eran familiares. Cuando mi vista mejoró quedé impactar al ver a Efraín, mi hermano, manoseándome con una mirada de morbo en su rostro. Quedé helada y boquiabierta, apenas podía hablar pues mi lengua aun seguía dormitando sin mi permiso. 

-¡¿Pero... pero que estás haciendo?! - digo semialzando la voz.

-Tranquila Eva, soy yo, Efrain.

-¡Ya lo sé! ¡¿Por que me estás tocando?! 

-Ya se que estás borracha Eva, tranquila, no le diré a nuestros Viejos - dice sin dejar de tocar mi entrepierna, casi llegando a tocar mi coño.

-Y eso espero Efraín, pero... ¡¿Por que me sigues tocando?! 

-Te vi llegar con tu novio Eva, ustedes cogieron en este sillón.

Ya me sabía la historia antes de que me la contara.

Resulta que Efraín si salió esa noche, pero regresó más temprano de lo habitual, para ser exactos, unos cuatro minutos antes de que yo y Jhon entráramos a la casa. Efraín, al entrar, fue directamente a la cocina a tomar un baso de agua con las luces apagadas pues tiene esa manía de no prenderlas cuando llega de la calle a altas horas de la noche. Cuando nos escuchó entrar, decidió quedarse en silencio pues pensó que mi novio solo me dejaría en el sillón y se iría. 

Así es, Efraín vio como se aprovechaban de su hermana esa noche. Un sentimiento de vergüenza nacía en mi interior, el silencio me gobernó por un momento, me dejó tan helada que apenas podía moverme para tratar de quitar su mano de mi muslo. 

-Efraín, no fue lo que crees - digo entre pequeños tartamudeos. 

-Lo vi todo Eva, vi como su verga entraba en tu coño, escuché hasta tu último gemido. 

Las palabras que salían de su boca me dejaban más perpleja. 

-Eva no estoy molesto - dijo mirándome a los ojos - pero estoy celoso. Siempre te veo e imagino como sería hacerlo contigo.

No puede ser.

-¡¿Pero que estás hablando?! - pregunto con un susurro alto.

-Eva quiero cogerte, no sabes las ganas que tengo. 

No puede ser.

-¡Efraín que dice!?

-Si Eva, nos viejos duerme, dale, hay que hacerlo.

-¡Efraín no! ¡Eres mi hermano! - dije mientras intentaba sacar sus manos de mis piernas tonificadas. 

-Se que también lo quieres hacer, no te resistas, nadie nos verá. 

-¡Efraín apenas me cogió mi novio! ¡Nuestros viejos van a despertar! 

-Dale Eva, no me dejes así, estoy demasiado caliente, verte coger me dieron muchas ganas, no seas mala. 

-¡Te dije que no! 

Mientras me trataba de negar ante lo que me pedía, él iba abriéndome de piernas lentamente mientras se baja el pantalón. No me daba cuenta pues estaba concentrada en hacerlo entender que eso no pasaría. 

Unos segundos después de haber estado intentando echarlo hacía atrás para que no lograra sus intensiones, se bajó el pantalón junto con su bóxer por completo, dejando ver lo erecto que estaba su verga. Este chico estaba listo para coger, solo le hacía falta mi permiso para comenzar a bombear mi coño. 

-¡Efraín espera! ¡Eres mi hermano! ¡Vamos a despertar a Karen! 

Karen es nuestras hermana menos, la nombre en el relato anterio pero nos les dije el nombre. 

-Se fue con sus amigas, Eva estamos bien, nadie nos verá. 

Efraín logra colocarse encima mío, por completo, y lleva su mano donde mi coño para hacer a un lado la tanga, así como lo hizo Jhon. Luego, comenzó a pasar su verga por mi coño de arriba abajo, jugueteando con mis labios, como lo hizo Jhon.

-¡Me acaba de coger mi novio Efraín! 

Él seguía intentando encontrar mi entrada para empezar a cogerme. A estas alturas sabía que no había marcha atrás, estaba decidido a hacérmelo.

No les mentiré, también e tenido fantasías con Efraín, pero eran cosa del pasado, cuando recién exploraba mi sexualidad. Actualmente no tengo esa necesidad de coger con mi hermano, pero tiene algo que me calienta mucho. 

Una vez tuve en claro que no podía hacer nada para evitarlo, simplemente me dejé llevar, como me dejé llevar con Jhon. Digo, ya estaba abierta de piernas con el encima de mí, su verga rozando con mi coño, pues que se de. Admito también que me calenté en cuanto vi su verga cabezona. 

-Está bien Efraín - dije soltando un suspiro de frustración pero a la vez de calentura - solo la puntita, ¡NADA MÁS!

-No te preocupes Eva, estás en buenas manos. 

Efraín logró colocar su glande en mi entrada, luego, fue empujando lentamente y su verga fue entrando, deslizándose en mi interior como una serpiente, una serpiente muy cabezona.

Cuando la metió por completo, comenzó con las embestidas lentas, subiendo y bajando su pelvis, disfrutando de la vagina de su hermana llena del semen de su novio. No sabía que mi hermano fuera todo un pervertido, debí imaginarlo pero... durante todos estos años no daba indicios de sus calentura ni de su aura promiscua. Lo supe pues... para moverse así de bien, tuvo que haberse entranado en algún lugar. 

-¡Ahhh te dije solo la puntita Ahhh! - dije entre gemidos discretos. 

-Es solo la pura puntita hermana.

-¡Mentiroso! ¡Ahhh! 

Mientras Efraín me penetraba, iba llevando sus manos a todas partes de mi cuerpo moreno, a su antojo. En donde dejó una de sus manos fue en mis pechos. La dejó ahí un buen rato, manoseándola y haciéndome sentir rico cada que me la metía. 

Sus embestidas comenzaban a intensificarse a medida que los minutos pasaban, yo comenzaba a gemir un poco más alto de lo que debería. Dios, estábamos enfermos. Cogí con mi hermano, aun no  digiero ese día por completo. 

Mis manos pasaban por sus espalda, por dentro de su ropa, y bajaban hasta su trasero en donde dejaba mis manos para sentir el sube y abaja, guiándolo con las penetradas, casi haciendo que acelere para poder hacer más amena el momento. 

-No puedo creer que me vieras coger, eres un pervertido - dije mientras lo miraba a los ojos, mientras su verga entraba y salía de mi coño mojado por mi flujo y el semen de Jhon.

-No puede resistirme, desde que te vi entrar con ese vestido me dieron ganas de quitártelo - dijo con su respiración ya acelerada - hermana te ves mejor sin ropa.

-Eres un pervertido, sucio, hermano ahhh me das asco ahhh 

-Eso hermanita, dime para mí. 

Colocó sus manos sobre el mueble, apoyándose, para poder acelerar el mete saca y hacer que gimiera como loca.

-¿Esto querías no? Verme coger, maldito pervertido.

-Y que rico te la metían ¿no? zorrita - dijo mirándome a los ojos.

-Pues sí ahhh tu hermana es toda una zorra ahhh.

-Lo sé hermanita.

-Dale, cógete a tu hermana zorra, no pares ahhh sigue hermano, demuestra que eres de mi familia.  

Sentía su verga resbalando en mi coño, con cada embestida hacia que mis senos se muevan de atrás a adelante a pesar de tener sostén. No podía controlar mis gemidos, estaba como loca con la verga de mi hermano dentro de mí. 

Efraín no  paraba, estaba como máquina con las embestidas. Llegó un momento en que bajó la cabeza, sin dejar de metérmela, y acercó su cara a mi rostro, lentamente, juntando nuestros labios, dándome un romántico, como el que le das a tu pareja. 

Su lengua bailaba con la mía dentro de mi boca, con el vaivén de mi cabello y mis gemidos, con su respiración y su cuerpo caliente, estábamos teniendo nuestro momento especial, nuestro momento de hermano y hermana. 

Me gustaba como me lo hacía, me cogía mejor que Jhon, era genial en el sexo. No se si me pareció más rico por el hecho de ser mi hermano, ya que esta clase de relaciones están prohibidas entre los hermanos. Me gusta lo prohibido, y esto es lo más prohibido que hecho en toda mi vida. Pensaré que es lo misma para Efraín, coger con su hermana es una fantasía de hace mucho. Él puede conseguir sexo con otras mujeres, pero prefiere hacerlo conmigo, eso me encanta. 

Mi hermano continuó cogiéndome, sin parar, hasta que escuché:

-¡Me voy a venir! 

Segundo después, mi hermano dio un último suspiro por lo exhausto que estaba, seguido de su correada en mi coño. 

Podía sentir sus borbotones de semen en mi interior, como se movía su verga con cada chorreada, era fantástico. Su mirada de satisfacción con su sudor bajando por su frente, su cuerpo todo débil, todo caliente. Mi hermano siempre tuvo un buen abdomen marcado con unos músculos que le dan puntos con las chicas. 

Se quedó encima unos segundos, luego se levantó y se guardó la verga dentro del pantalón. Pasó a cogerme de la mano y levantarme del sillón, pasó su mano por detrás de mis rodillas y me cargó hasta mi cuarto. No sin antes coger la pastilla anticonceptiva que había dejado Jhon para que tomada. 

Cuando llegamos a mi cuarto, me puso en la cama, boca arriba, y él se acostó a mis costa, manoseando mi cuerpo y sintiendo mis respiración. Y como se lo esperaban, terminó de cogerme en mi cuarto. 

En mi cama era más cómodo, pudo quitarse toda la ropa al igual que yo. Hizo que le diera sentones a mi antojo, haciendo que se me vaya el efecto de la droga, despertándome por completo y cogiendo con más agilidad. Luego me puso en cuatro, y ahí estaba yo, con el culo bien paradita recibiendo la verga de mi hermano. No pudimos encontrar otra forma para pecar, tenía que ser con sexo incestuoso, si o si. 

Cuando terminó de coger, se quedó conmigo un rato, acostado sobre la sábanas en donde acabábamos de coger, sobre mi cama. Luego se paró y me dio un beso en los labios, pasó su mano por mi rostro mientras me daba su mejor sonrisa y se iba a su cuarto. Me quedé completamente satisfecha y feliz, estaba cansada, necesitaba dormir. 

Al siguiente día, mi madre me despertó de mala gana pues eran las 12 del día, y yo seguí dormitando. 

-Me importa poco la hora que llegaste ayer, ¡Le levantas a reglar este cuarto todo desordenado! 

Me levanté con toda la resaca del mundo, con un poco de dolor de cabeza, pero con una sed intensa. Sentía que estaba en el desierto. Me senté al borde la cama cuando mi madre se fue para tratar de tranquilizarme y pensar que hacer con la migraña. Apenas recordaba lo que pasó anoche, pero lo que si recordaba con claridad era lo que Efraín y yo hicimos.

Sonreí un poco recordando ese momento, fue tan especial. 

Con el pasar de los días, las cosas entre Efraín y yo se fueron relajándose, al punto de que empezamos con tocamientos indebidos cuando nadie veía, o a veces frente a Karen. Ella sospechaba lo que pasaba entre nosotros dos, o eso creía, pero no nos importaba.

Cada vez que nos dejaban solo, lo hacíamos, por toda la casa. Yo le daba mamadas y el me metía la lengua en el coño dejándome bien mojadita, era genial. 

Las cosas iban bien durante mucho tiempo, incluso nos volvimos como novios, prometiéndonos fidelidad indirectamente. Esto a él le convenía pues me tenía todo el tiempo en la casa, me tenía cerca de él. Hasta que alguien se enteró de nuestra relación hermano-hermana, y todo dio un giro para mal. Él villano de la película sale desde las sombras, robándose el protagonismo y dejando al espectador con la intriga. Salen los créditos y tú te levantas del asiento, dirigiéndote a la salida del cine. 

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