Mi engreída Josselin

  Josselin siempre fue una niña muy cariñosa, constantemente le pedía abrazos su madre, y besos en la mejilla a mí, su padre. Quería jugar todos los días en el enorme jardín que tenemos, correteando con su faldita que hacía vaivén por el viento mientras ella imaginaba que podía volar, con su muñeca de trapo en un mano mientras decía “¡Vuela más alto!”. Su simpatía le causaba ternura a todos los adultos que la conocían, era como si quieran abrazarla hasta hacerla explotar. Desde pequeña tenía actitudes raras cuando se trataba de mí. Cuando llegaba a casa, ella siempre gritaba “¡Papi!” y venía corriendo a mí sin dejarme cerrar la puerta por completo. Quizás les parezca normal, pero lo raro llegaba cuando intentaba saludar a mi esposa con un beso en los labios y Josselin me interrumpía. Me jaloneaba y me decía “Cárgame papi cárgame” o a veces solo me decía “Ven te quiero mostrar algo que hice” e impedía que saludara a Beatriz, mi esposa. Cuando caminábamos los tres por la calle ta...

Compartimos a la puta del salón


 

Comencé pasando la yema de mis dedos lentamente por la pierna de Sara, haciendo que se estremezca un poco por las cosquillas. Arón estaba a su otro costado haciendo lo mismo con su pierna izquierda. Sara estaba en medio de los dos, boca arriba, cos sus manos a los costados, casi alcanzando a tocar nuestros bultos. Tenía una pequeña sonrisa en su rostro que expresa temor y a la vez un cierto gusto por el grado de intensidad en el momento.

Decidimos hacer un trabajo para la universidad juntos, yendo a la pensión de Arón para comenzar a hacer, nunca planeamos lo que pasó ese día.

Los cuadernos estaban regados por casi gran parte de la cama, algunos en el suelo, mientras nuestras manos pasaban por todo el cuerpo delicado de Sara. Ella se abrió un poco de piernas, quizás por la excitación del momento, quizás por el calor que hacía con 34 grados, el punto es que nos dio pase para meter nuestras manos entre sus piernas, cosa que hicimos sin perder el tiempo.

Mi mano fue subiendo lentamente por el muslo de Sara, apretando con delicadeza, llegando hasta sus bragas, comenzando a sobar su coño por encima de esta con los cuatro dedos. Arón subía por su abdomen hasta llegar a sus senos, estando ahí, comenzó a circular sus pezones lentamente con la punta de las uñas, por encima del vestido y del sostén.

Ese día Sara llevaba un vestido enterizo, con falda, color crema que tenía botones desde el escote hasta el final de la falda, con un cinturón de tela que marcaba la siluetea en la cintura. A medida que se abría de piernas lentamente, los botones comenzaban a apretarse, haciendo que se le dificulte abrirlas. Tuve que desabrochar cuatro de esos botones, desde abajo hasta arriba, haciendo que abra las piernas más de lo que ya estaban.

Arón continuó circulando los pezones, llegando al punto de pasar la mano derecha por detrás de la cabeza de Sara. Con la mano izquierda alzó un poco el escote y metió la mano derecha dentro de su sostén para tocar sus senos a la par que circulaba los pezones para excitar más a Sara.

Yo iba bajando cautelosamente mi cuerpo junto con mi cara, por el camino le abría más las piernas a Sara aprovechando que su vestido se empezaba a desabotonar. Ella ya gemía un poco mientras hacía movimientos de placer por lo que le hacía Arón. Bajé y bajé tanto que llegué hasta coño. Llevaba una braga color gris con bordes negros, un diminuto listón en la parte delante superior de esta y un elástico grueso color blanco de la marca Gucci.

Tiré lentamente del calzón, agarrándolo de los bordes, viendo como pasa a través de sus muslos tonificados y alzando sus piernas para quitárselo. Una vez se quedó sin bragas, puede ver como su coño se humedecía un poco por los manoseos de Arón, así que ayudé un poco metiendo mi cara ente sus piernas y comenzando a chupar su clítoris. Cuando mi lengua chocó con su coño, ella comenzó a retorcerse de placer y a gemir, poniendo su mano derecha encima de mi cabeza.

Arón por su parte, sacó la mano de entre sus pechos y se lamió dos tres de sus dedos, alzó otra vez el escote con la mano izquierda y metió la derecha para circular sus pezones, empapándolo con su baba gracias a sus dedos humedecidos. Mientras tenía su mano derecha posada en mi cabeza, llevó la izquierda hacia el bulto de Arón, comenzó a manosear su bulto de forma intensa, casi masturbándolo por encima de sus pantalones. Arón no se quedó atrás y se empezó a desabrochar la correa junto con los pantalones, bajándoselos un poco junto con su bóxer, dejando relucir su verga seme erecta.

Sara agarró la verga de Arón y lo empezó a masturbar moderadamente, giró su mirada hacia la izquierda y le dio un morreo a Arón mientras este tenía su mano en sus pechos. Mientras lamía el coño de Sara, alcé la mierda un poco para ver como estos dos se besaban con intensidad, mirando como lo masturbaba, mirando sus lenguas se entrecruzaban gracias a la impresionante flexibilidad de Sara.

Mientras lamía, llevé una de mis manos hacia los pechos de ella, tocándolos por encima del vestido, eso hizo que dejara de besar a Arón. Me miró y se mordió los labios mientras decía “no pares, está rico”. Solté su teta y abría su coño con las dos manos, estirando sus labios de lado a lado, y escupí en su raja, volviendo a lamer y a chupar su clítoris a la par que usaba mi garganta como vibrador, haciendo ruidos graves.

Nos quedamos un tiempo más en esta situación, luego, paramos de golpe, levantándonos y levantando a Sara para quitarle el vestido por completo. Desabroché los últimos botones que subían hasta su escote, abrimos su vestido y la dejamos en sostén. Arón iba quitándolo ele sostén mientras yo me iba acostado y desabrochando los pantalones, luego él hizo los mismo, acostándose al costado mío.

Teníamos nuestras vergas paras, acostados uno al lado del otro. Sara se acostó a nuestros pies y comenzó a masturbarnos al mismo tiempo. Unos segundos así, y comenzó a chupar nuestros penes. Mientras que masturbaba a uno, le iba chupando la verga al otro. Disfrutábamos de la paja y de las mamadas de Sara, eran lo mejor, era toda una profesional.

Continuó mamándonosla por un buen rato, llenándolas de baba, dejándolas todas babosas y brillantes. Luego, Arón se para de la cama, colocándose atrás de Sara mientras iba masajeando su verga con lentitud mientras se acercaba. Sara se quedó conmigo mamándola como una diosa, succionando toda la baba y escupiendo la punta de mi verga para volver a metérselo a la boca.

Cuando Arón se colocó atrás de Sara, cogió su verga y comenzó a darle golpecitos contra el coño de ella, haciendo que cada golpecito se escuche por la gran cantidad de humedad y baba que es sus partes. Pasó lentamente, de arriba abajo, su glande entre los labios de ella, abriendo su coño con cada pasada. Cuando se empapó bien de los flujos de Sara, colocó la puntita de su verga en la entrada de ella, empujó con lentitud, haciendo que ella gima con mi verga en la boca. La verga Arón fue entrando lentamente en el coño de ella, resbalando al entrar.

Arón la comenzó a bombear mientras ella continuaba chupando mi pene como un chupón, pasando su lengua a lo largo de este a la par que gemía por las embestidas de Arón. Vía su cara de placer desde mi perspectiva, como Arón movía de pelvis de atrás hacia delante bruscamente mientras le jalaba del pelo para ayudare con el mete saca. Escucha sus nalgas revotar, como el rechineo constante de la cama a medida que él se ponía más brusco con el mete saca.

-Hermano, déjame algo – digo, haciendo que Arón pare de golpe.

-Si si hermano, ven disfruta – dijo mientras sacaba su verga del coño de ella.

Sara solo se quedaba en su lugar, en la misma posición. Cuando me coloco atrás de ella, Arón se acuesta en la cama tomando mi lugar, haciendo que Sara se la comience a mamar otra vez. Estando atrás de ella, con una mano cojo mi pene y lo comienzo a rozar contra el coño de ella, mientras que con la otra mano tomo unas de sus nalgas y la estiro para verle el ano y poder empaparlo con mi glande humedecido con su baba.

La penetré, fácilmente, embistiéndola rápidamente en cuanto mi pene entró por completo. Ella mamaba la verga de mi amigo entre sus gemidos y sus gritos de “¡dame más!”. No paré de penetrarla, esta muy excitado, ver su culo ir de atrás a adelante con ímpetu me ponía tanto que no pude aguarme darle una nalgada.

Con cada nalga de que le daba, era un gemido de placer para ella. Tiraba de sus pelos mientras me agachaba para alcanzar a tocar una de sus tetas sin dejar de embestirla. Arón tenía sus manos sobre la cabeza de ella, empujándola para que su verga llega hasta la garganta de ella. Tenía la verga en la boca mientras soltaba gemidos entre cortados, era una maravilla escucharla y manosearla.

Unos minutos después de haberla estado cogiendo, paro un rato para descansar. En eso, Arón la coge de los brazos y la sube hacia él, haciendo que abra sus piernas y se siente sobre su verga erecta y babosa. Sin perder el tiempo, coge su verga y da pequeños golpecitos contra el coño de ella, luego la vuelve a penetrar moviendo su pelvis de arriba abajo mientras la coge de las nalgas, apretándolas mientras la guía con los pequeños sentones que da ella.

Yo me acerco por detrás y poso mis manos por su espalda, bajando lentamente hasta llegar a sus nalgas, sintiendo el estremecimiento de su cuerpo producido por las bombeadas que le da Arón. Aprieto sus nalgas suavemente mientras él no para con el mete saca. Veo como el cabello de Sara comienza a rebotar por la brusquedad de las embestidas, luego, vuelvo a subir mis manos, esta ves por las costillas, llegando hasta sus pechos. Con una mano comienzo a acariciar uno de sus pezones mientras que mi otra mano agarra su mentón, alzando su mirada y dándole un morreo intenso mientras le da sentones a Arón con esmero y gemidos.

Luego de besarla, me coloco atrás de ella, abriéndole las nalgas, y pongo la punta de mi pene en su ano, sobando mi glande contra este suavemente. Arón deja de bombearla por un momento mientras yo hago presión con mi pene para hacer que entre en su ano. Lentamente entra la punta de este en culo, haciendo que de un pequeño grito de dolor/placer, a medida que iba entrando, sentí como mi verga iba abriendo su ano de manera forzada. Una vez entró por completo, empezamos a bombearla lentamente mientras escuchábamos sus fuertes gemidos, mientras veía como sus manos se aferraban a las sábanas.

A medida que avanza el tiempo, acelerábamos las embestidas a tal punto que el mete saca, tanto de su ano como de su coño, se escuchaba por todo el cuarto. Sus gemidos eran agresivos, sus sentones más placenteros, podía sentir como mi verga se movía dentro de su ano.

Nos pusimos más agresivos por el pasar de los minutos. Mientras yo tiraba de su pelo, haciendo que su cabeza se incline hacia atrás, Arón le daba pequeñas cachetas, tanto en los senos como en la cara. Yo pasaba mi mano por sus costillas hasta llega a una de sus tetas, jalaba hacia un costado su cabello para que su cabeza se inclinara junto con este y así poder chuponear su cuello.

Ella gritaba como loca, no podía digerir lo que estaba pasando, nunca pensé que fuera verdad la libidinosidad de esta chica. Se dejaba coger por nosotros dos, sus compañeros de clase.

Fue tanto el momento de tensión del momento, que no pudimos aguantar más, y nos vinimos. Primero fui yo, corriéndome en su culo mientras daba mis últimos jadeos de placer junto con un pequeño grito. Cuatro borbotones fueron los que le llenaron el culo de mi leche, luego, me acosté sobre la cama, exhausto, mientras veía como Arón de la terminaba de coger. Él seguía bombeándola sin para, hasta que sacó su verga de golpe y se vino fuera, soltando largos tirones de semen, manchando la cama como consecuencia.

Sara, al ver que ya había acabado, se acostó a mi costado, también exhausta, con el sudor corriendo por su frente. El cuarto de llenó de nuestros jadeos y respiraciones cansadas, oliendo a sudor y a sexo, me encantaba.

Nos quedamos acostado un buen rato, hasta que nos quedamos dormidos, los tres, juntos, desnudos. Al despertar, me di cuenta que se había hecho noche, por eso, me levanté de la cama mientras ellos seguían durmiendo, me vestí rápidamente, y me alejé en silencio para no despertarlos. Los cual fue tonto porque los vería el martes en el salón de clases de la universidad.

 Volvimos a coger con ella con el pasar de los días, pero ya no juntos, esta vez cada uno en su cuarto, sin embargo, esto no impedía que nos contemos como lo hicimos o cosas así. Arón, desde es día, se volvió mi mejor amigo, y Sara, nuestra novia.

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