Mi engreída Josselin

  Josselin siempre fue una niña muy cariñosa, constantemente le pedía abrazos su madre, y besos en la mejilla a mí, su padre. Quería jugar todos los días en el enorme jardín que tenemos, correteando con su faldita que hacía vaivén por el viento mientras ella imaginaba que podía volar, con su muñeca de trapo en un mano mientras decía “¡Vuela más alto!”. Su simpatía le causaba ternura a todos los adultos que la conocían, era como si quieran abrazarla hasta hacerla explotar. Desde pequeña tenía actitudes raras cuando se trataba de mí. Cuando llegaba a casa, ella siempre gritaba “¡Papi!” y venía corriendo a mí sin dejarme cerrar la puerta por completo. Quizás les parezca normal, pero lo raro llegaba cuando intentaba saludar a mi esposa con un beso en los labios y Josselin me interrumpía. Me jaloneaba y me decía “Cárgame papi cárgame” o a veces solo me decía “Ven te quiero mostrar algo que hice” e impedía que saludara a Beatriz, mi esposa. Cuando caminábamos los tres por la calle ta...

Mi amigo pierde una apuesta y me cojo a su novia

 


La apuesta fue simple: si ganaba el partido, me cogería a su novia. Obvio hice todo lo posible para ganarle al equipo de mi amigo, desde hace mucho que entre su novia y yo hay una química, pero no podemos hacer algo al respecto por mi amigo. No seré quien lo traicione cogiéndome a su novia a escondidas, por eso le propuse esa apuesta.

Aceptó ilusamente, creyendo que ganaría, caso contrario pues ganamos por goleada. Cuando ganamos, simplemente volteé a ver a mi amigo y le dije:

-Tienes que pagas – entre risas y alardeos.

Estaba esperando en mi cuarto, un poco nervioso, con el celular en la mesa de noche mientras esperaba la llamada. Me movía de un lado a otro por todo el cuarto, secándome el sudor de las manos, tratándome de tranquilizar. Inesperadamente, mi celular hizo el timbre de llamada, al contestar, escuché a mi amigo decir:

-Ya vente a mi casa idiota.

Inmediatamente, salí a la calle, casi que corriendo, dirigiéndome a la casa de mi amigo con prisas pues me esperaba con mi recompensa.

Al llegar, toco la puerta de su casa con cierto temor. Mi amigo me abre la puerta, un tanto molesto, haciéndome pasar a la mala a su casa. Entiendo su situación, también estaría molesto si hubiera perdido una apuesta así, pero había que pagar lo acordado, no me echaría atrás, estaba decido.

Subimos las escaleras mientras conversamos de la situación. Afortunadamente, ese día su hermano se quedaría en la universidad por la tarde para hacer algún trabajo, y sus padres saldrían a un cumpleaños de un amigo, la cosa no podría estar mejor para mí.

Llegamos a la puerta de su cuarto, ahí nos quedamos un rato parados, tomando valor y pensando en que decirle a su novia, Lili, sobre la apuesta. Claramente se lo tomaría mal pues… hicimos una apuesta con ella sin su consentimiento, totalmente desconsiderados. Nos llenamos de valor y entramos al cuarto como si nada, como solo fuera una reunión entre amigos. Si, me hice amigo de su novia, no puedo evitar estar lejos de ella, es como si esa chica hubiera sido para mí.

Al entrar al cuarto, la vi sentada en la cama, con su cabello pelirojo y ondulado, con sus pequeñas pecas por toda la cara, con esa sonrisa encantadoras, con esa blusa que deja ver parte de su escote y ese short que me encanta. No se sorprendió al verme, Nando, mi amigo, le había predicho sobre la llegada de mi presencia.

Cerramos la puerta, no con seguro pues eso la asustaría, y comenzamos a platicar de lo más normal. Como si fuera una charla causan en la universidad como siempre. Mientras conversábamos, yo iba mirando el cuerpo espectacular de Lili, siempre lo hacía, y ella se daba cuenta. Lili me sonría coqueta, como si fuera yo el novio y no Nando. La verdad es que Nando no era un buen novio que digamos, constantemente la estaba celando, y no lo culpo, teniendo a una mujer como ella hasta yo me celaría.

-Oye Lili, tenemos que hablarte de algo – digo, cortando el buen rollo al momento.

-Algo me decía que ustedes se traían algo – responde con una peque sonrisa.

Nando y yo nos miramos con miedo, totalmente enervados. Teníamos entendido que Lili era un tanto fosforito, al punto de hacer un escándalo nomás porque otra chica le dijo “eres una cualquiera”. Esa noche muchos rasguños desfiguraron la cara de una borracha mal parada, y asta donde sabemos, Lili no se arrepiente de nada.

-Lili no queremos que te lo tomes a mal, pero Nando y yo hicimos una apuesta – le digo a Lili con mi corazón apunto de salir corriendo de mi pecho.

-Te escucho – dice ella con una mirada sospechosa.

-Hace unos días, Nando y yo hicimos una apuesta, si él ganaba el partido de futbol lo invitaría a comer a “Las dos canastas”

Lo cual era mentira, si él ganaba yo tendría que dejar que se coja a mi hermana. Es más, yo tendría que decirle a mi hermana que se deje coger por él, no sé por qué no acordé lo mismo en cuando a mi parte de la apuesta, eso fue muy estúpido. Si yo ganaba, cosa que pasó, yo me cogería a Lili, pero solo si ella quería. Que estúpido soy.

-Un restaurante muy caro – dice Lili mirando a su novio con una pequeña sonrisa – espero hayas ganado.

-Ese es el problema – dice Nando.

Lili se queda muda al escucharlo, viéndolo con una cara de resentimiento, ya se olía la derrota en el aire.

-Adivino, ¿perdiste la apuesta? – pregunta Lili.

-Sí – dice Nando.

-Está bien corazón, no se puede ganar siempre. Ahora, ¿Qué tengo que ver yo con tu parte de la apuesta? – me pregunta Lili un tanto confundida.

-Pues… tú eras la apuesta – digo directamente.

Lili se queda pensando un poco en la situación, tratando de adivinar a que nos referíamos. Ella era una chica muy inteligente, imagino que habrá adivinado de que se trata, pero aun así dejó que nosotros le dijéramos.

-¿Cómo que yo era la apuesta? – dijo frunciendo un poco el ceño.

-Nando estaba tan seguro de ganar el partido que… bueno… aceptó que yo cogiera contigo en caso de que yo gane.

Un silencio incómodo invadió el cuarto, el ambiente se tensó al punto de empezar a faltar el exígenos en mi cerebro. A medida que pasaban los segundos, iba notando la furia de Lili en su rosto, regresando a ver a Nando lentamente.

-¿Cómo que coger conmigo Nando? – preguntó, forzando un poco la voz.

-Fue una estupidez, lo siento, estaba tan seguro en ganaría que…

-Pues no, eres un idiota, ¡¿Cómo puedes aceptar esa apuesta estúpida?! – dice Lili, interrumpiendo a Nando y alzando la voz, casi gritan, solo casi.

-¿Y tú como puedes hacer esas apuestas? – me pregunta con furia en sus ojos - ¿Acaso no tienen ningún respeto por mí?

Ella continuó diciéndonos lo estúpidos que somos por otro rato. Mierda, me sentía avergonzado, quería meter la cara bajo la tierra por la pena, en serio que fuimos unos estúpidos.

-¡No puedo creer lo imbéciles que son! ¡acaso no piensan las cosas que dicen o les falta cerebro?! – nos grita Lili – estoy muy decepcionado de ti Nando, en serio que me haz decepcionando. No hay nada que puedas hacer para remediarlo, es más, tengo que descobrarme todas las que me has hecho – dice Lili, parándose rápidamente - ¿Sabes? Estoy harta de hacerme la mosquita muerta contigo.

En eso, Lili se le acerca a Nando, mirándolo a los ojos con furia y empoderamiento, y dice:

-Creo que tu amigo tiene que cobrar esa apuesta ¿no? Para eso lo trajiste aquí – le dice.

Ella retrocede hacia mí, sin dejar de mirar a Nando a los ojos, me coge de la mano, me para y me lleva hacia la cama de Nando. Yo solo me dejo llevar por ella, mi temor se estaba volviendo confuso, no tenía idea de lo que estaba pasando.

Una vez nos ponemos al pie de la cama, ella me tira de golpe sobre esta con las dos manos, diría que se pasó de fuerza. Al encontrarme echado en la cama, ella abre sus piernas y se coloca encima de mí.

-¿Esto quería idiota? ¿pensaste en esto al aceptar la apuesta? – dice ella, pasando a darme un morreo intenso, desesperado y con guiando mis manos hacia su trasero.

Coge mis muñecas y las pasa por detrás de su espalda, haciéndome bajar hasta su trasero. Comienzo a manosearla mientras nos besamos, mientras Nando nos ve desde la otra esquina del cuarto, sentado en su escritorio.

A pesar de estar siguiéndole el juego a Lili, aun me sentía un poco temeroso de la reacción de Nando, quizás se molestaría y haría un escándalo, como siempre. Mientras besaba a Lili, recordé que esto está ocurriendo gracias a una apuesta que el aceptó con toda confianza, en todo, caso no sería mi culpa que esto pasase, si no de él por haberse confiado sabiendo lo bueno que era mi equipo.

Durante el morreo, Lili bajaba su mano por mi abdomen hasta llegar a bulto. Comienza a tocarlo de forma descarada en frente de su novio. Era como si le estuviera dando un castigo o algo así, sé que es obvio, pero se esforzaba mucho como para ser solo un castigo.

-Mira lo que hacen tus estupideces Nando, no eres más que un inútil – le dice Lili.

En eso, ella se alza para quitarse la blusa, quedándose en sostén en frente de mí y de Nando. Su sostén era color negro, combinando con su piel blanquiñosa. Después, nos seguimos besando mientras ella intentaba quitarme el polo con rapidez, despreocupándose por lastimarme con sus uñas largas. La ayudo a quitarme el polo, y luego continuamos besándonos con pasión sobre la cama de Nando.

Podía sentir sus jugosos pechos presionándose sobre mi cuerpo, sentir su piel al descubierto con mis manos me excitaba al punto de erectarme tan solo después de alguno segundos. Durante meses e soñado con este momento, y ahora que está pasando, no me detendré.

Bruscamente, giro del golpe a Lili, haciendo que quede encima de ella. En esa posición, comienzo a desabrocharme los pantalones desesperadamente al igual que ella. Una ves se lo desajustó, tiré de él con rapidez, haciendo que baje por sus lindas piernas tonificadas, tirando el pantalón en dirección a Nando. Yo me bajé los pantalones y me quedé en bóxer, haciendo notar mi bulto erecto. Lili cogió mi bulto apropósito, lo empezó a manosear mientras yo me agachaba para besarla.

Mientras me manoseaba, dejé de besarla para irle quitando las bragas negras lentamente. Ella alzó levantó sus dos piernas, juntos, para ayudarme a quistárselas. Una vez se las quité, arrojé el calzón en dirección a Nando mientras Lili se abría de piernas, me bajé el bóxer, haciendo que mi verga rebote por el elástico, y me puse entre las piernas de Lili.

Estando otra vez, giré a Lili una vez más, esta vez quedando a bajo de ella. Escupí en mi mano para lubricar mi verga. Mientras lo hacía, Lili comenzó a dedearse el clítoris para mojarse y así hacer que entre fácil. Nos quedamos unos segundos masturbándonos en frente de Nando, calentando aun más el momento.

 Al estar bien lubricados, comencé a pasar mi glande por la entrada de Lili, pasándola con suavidad pero rápido, estaba demasiado excitado. En eso, Lili coge mi glande con tres de sus dedos, dejándolo justo en la entrada de su coño. Fue ahí cuando se empezó a centrar lentamente, dejando entrar mi verga en coño. Sentía como le iba abriendo los labios, cada centímetro dentro era un gusto enorme. Mientras entraba, Lili iba gimiendo despacio, mirándome a los ojos.

Cuando mi verga entró por completo, ella comenzó a besarme apasionadamente, metiendo su lengua en mi boca y acariciando parte de mi cara. Después de un largo morreo, colocó sus manos sobre mi pecho, presionando un poco, y empezó a darme sentones lentos. Yo pasé mis manos por toda su espalda mientras su coño iba bajando y subiendo por mi verga, hasta llegar a los ganchos del sostén. Le solté los ganchos del sostén, haciendo que se vaya para adelante. Ella lo logra coger y lo lanza hacia Nando mientras le sonría.

-Que rica se siente la verdad de tu amigo amor – le dice acelerando los sentones.

Al acelerar los sentones, yo también comienzo a mover mi pelvis de arriba a bajo para aumentar el placer. Mientras lo hago, alzo mi cara un poco para ir chupando los senos de Lili, mordiendo sus pezones duritos y chupándolos a mi antojo. Su gemir aumentaba con cada mordida, sentía su flujo bajar por mi verga, haciendo que resbale al entrar en su coño humedecido.

Su cabello comenzaba a rebotar junto con los sentones que saca vez eran más agresivos. Podía ver como sus senos iban a de arriba abajo por los rebotes, su cabello también hacía vaivén por la brusquedad de la situación.

 Gemía de placer fuertemente, apropósito, para que Nando la escuche disfrutar de la verga de su amigo. No voy a negar el hecho de que me cause morbo saber que su novio, mi amigo, nos esté bien coger. De hecho, alzaba la mirada de vez en cuando para fijarme si Nando aun seguía viéndonos, cosa que si estaba haciendo. Veía como se quedaba sentado en su escritorio, mirándonos fijamente con cara de odio y celos. Era genial.

Nos quedamos en ese plan un buen rato, hasta que decido cambiar las cosas. Cojo de la cintura a Lili y la volteo con fuerza. Ella queda debajo de mí, pero vuelvo a coger de las piernas, haciendo que se dé vuelta y quedando boca abajo, sobre la cama. La vuelvo a coger de la cintura, esta vez para levantar su culo. Ella ayuda poniéndose en cuatro, mirando a Nando, y dice:

-Le van a reventar el culo a tu chica, ¿Qué vas a hacer Nando? ¿vas a llorar? – dice mientras ríe.

-Si Nando, me cogeré a tu chica como a una perra – digo mientras sonrío y don golpecitos contra el coño de Lili con mi verga toda babosa. Los golpecitos se escuchan por la gran cantidad de humedad que hay en nuestras partes, haciendo que Lili diga:

-Que rica tu verga corazón, hace mucho la quería probar.

Pongo la punta de mi verga en su coño y empujo para hacer que entre. Lili gime como loca, apropósito, y se aferra a las sábanas mientras se la voy metiendo. Una vez la tenía adentro, la comienzo a bombear rápidamente, haciendo que el mete saca se escuche con ímpetu y sus nalgas reboten sobre mi pelvis.

-¡Ahh! ¡sigue sigue! ¡no pares! – dice ella mirando a Nando.

Comencé a tirar de su cabello para que mi verga, de alguna manera, entrara más en ella. Su gemir con cada jalón de cabello se intensificaba, dándole nalgadas bruscas, dejándole la marca de mi mano sobre su nalga.

Seguí cogiéndome a Lili mientras mis respiración y jadeo también se intensificaban. Mientras la penetraba, me agachaba un poco para besarle la espalda a la vez que estiraba mi mano por debajo de ella para coger unos de sus pechos.

 Nando podía escuchar el mete saca junto con las fuertes nalgas que hacían gemir a Lili como loca, imagino la impotencia de mi amigo al ver como se cogen a mi novia, poro apuesta es apuesta. No tenía oportunidad de molestarse conmigo pues también estuve dispuesto a hacer lo mismo con mi hermana, y eso es aun más grave.

Continué embistiéndola bruscamente hasta sentir que mi pene iba a explotar.

-¡Me voy a venir amor! – le grito a Lili.

-Córrete dentro amor, dale dale córrete – dice Lili con gemidos entre cortado por el mete saca.

Apenas unos segundos después, mi pene explota dentro de su coño, chorreando largos borbotones de semen, llenándola por completo. Al mismo tiempo que me corría, sentí como el flujo de Lili iba bajando por mis bolas, dejando caer gotitas de este sobre la cama, significando que ella también se había venido.

El cuarto de lleno de nuestros jadeos, oliendo a sudor y a sexo. Nos acostamos sobre la cama, cansado. Lili aprovechó para abrazarme y besarme otra vez con pasión, luego giró para ver a Nando, y se río en su cara conmigo, nos reímos de él y su idiotez.

Después de unos minutos, comenzamos a cambiarnos para salir los tres. Al cambiarme por completo, salgo del cuarto, dirigiéndome al baño para lavarme la cara y acomodarme el cabello. Luego me dirijo hacia la cocina por un vaso de agua, ahí, escucho como Lili le grita a Nando: “¡no Nando! ¡aun sigues castigados! ¡quédate aquí y reflexiona lo hiciste!

Bajó las escaleras a pasos pesados, un tanto molesta, o quizás fingiendo molestia. Al llegar al pie de las escaleras, me toma de la mano me lleva hacia la calle.

-¿Y Nando? – pregunto con confusión.

-Él se queda, sigo molesto con él – en mi mente pienso ¿Cómo coño vas a seguir molestar después de lo que pasó?

Al salir, fuimos de la mano al centro comercial a comprar un par de hamburguesas para comer. El sexo da hambre. Lili no me saltaba de la mano, es más, me decía cosas como “mi amor” o “bebé” mientras me daba besitos tiernos en frente de todos.

Al estar comiendo, nos dimos cuenta que unos de los amigos de Nando, amigos que yo conocía pero no lo suficiente, estaban comiendo a un par de sillas de nosotros. Como Nando estaba “castigado”, Lili aprovechó para darme un morreo en frente de ellos, sin cautela algunas, quería que nos vieran por alguna razón.

Unos segundos después escuchaba susurros como “ella no es la novia de Nando”. La verdad es que a estas alturas no me importaba, estaba con Lili, un mujerón, casi que me enorgullecía de tenerla abrazada.

Al terminar nuestras hamburguesas, paseamos por el centro comercial como si fuéramos novios, dándonos besos y abrazándonos. Después de un rato paseando, nos fuimos atrás las maquinitas de juegos y comenzamos a besarnos mientras no manoseábamos. Ella iba metiendo su lengua en mi boca y tocando mi bulto mientras yo la tenía agarrada del culo, también metiendo mi lengua en su boca.

Pasamos tanto tiempo en el centro comercial que se hizo de noche. Tuve que ir a dejar a Lili a su casa para evitar que le pase algo por el camino. Al llegar nos quedamos en rato en su puerta jugueteando un rato, besándonos y diciendo lo genial que la pasamos ese día. Luego, esperé a que entre para poder irme a mi casa.

Fue de muy mala gente eso último, pero estaba tan enamorado de Lili que no podía evitar ser condescendiente con ella. Con el pasar de los días las cosas se fueron tensando. En la universidad se corría el rumor de que Lili corneaba a Nando conmigo, cuando no es así, todo fue solo por una apuesta y, técnicamente, con el permiso de Nando.

Tiempo después ellos terminaron por separarse, mientras que Nando se alejó de mí lentamente. No lo culpo, su rencor se hacía notar, pero aun así no habló mal de mí o de Lili, mucho menos de lo que hicimos ese día. Si, esta historia no termina bien como siempre, esta historia termina mal.

No volví a ver a Lili, a pesar de que tenía su Facebook y su Whatsapp para hablarle. Lo hice por el respeto que le debía a mi amigo, o bueno, ex amigo. No me siento mal por haberlo hecho, yo estaba dispuesto a darle a mi hermana si el caso lo requería, pero las cosas no fueron así, para mi suerte.

Comentarios