Mi engreída Josselin

  Josselin siempre fue una niña muy cariñosa, constantemente le pedía abrazos su madre, y besos en la mejilla a mí, su padre. Quería jugar todos los días en el enorme jardín que tenemos, correteando con su faldita que hacía vaivén por el viento mientras ella imaginaba que podía volar, con su muñeca de trapo en un mano mientras decía “¡Vuela más alto!”. Su simpatía le causaba ternura a todos los adultos que la conocían, era como si quieran abrazarla hasta hacerla explotar. Desde pequeña tenía actitudes raras cuando se trataba de mí. Cuando llegaba a casa, ella siempre gritaba “¡Papi!” y venía corriendo a mí sin dejarme cerrar la puerta por completo. Quizás les parezca normal, pero lo raro llegaba cuando intentaba saludar a mi esposa con un beso en los labios y Josselin me interrumpía. Me jaloneaba y me decía “Cárgame papi cárgame” o a veces solo me decía “Ven te quiero mostrar algo que hice” e impedía que saludara a Beatriz, mi esposa. Cuando caminábamos los tres por la calle ta...

Los viejos tiempos con mi hermana

 


Mis padres se fueron ese día por trabajo, dejándonos solos, a mí y a mi hermana. Ella se encontraba hablando con su novio, por celular, en su cuarto. Tenía un vestido de tela fina color gris, con sus trenzas con las que jugaba, y sin llevar ropa interior.

La vi desde el pasadizo, tenía la puerta abierta. Me asomé un poco para saludarla desde lejos, saludo que contestó con gracia. Entré a su cuarto en silencio para evitar que su novio, con el que está por teléfono, escuche lo que le iba a proponer.

Me acerqué a ella tocando su pierna con delicadeza, desde la punta del pulgar hasta llegar a sus muslos. Ignoró eso, por lo que tuve que subir mi mano, pasando por el bajo estómago, pasar por en medio de sus tetas, hasta llegar a la cara. Ahí, la cogí del mentón para hacer que me mirar.

-Espera un rato amor – le dijo a su novio mientras ponía su teléfono sobre la cama - ¡¿Qué es lo que quieres?! – me pregunta un poco enojada.

-Solo quería saber si querías recordar viejos tiempos – le digo mientras sobaba el mentón.

-¡Estoy hablando por teléfono!

-Él no va a escuchar, además… papá y mamá no están. Creo que deberíamos de aprovechar.

Un pequeño silencio y una mirada dudosa era suficiente para saber que también quería.

-¡Aishhhh! ¿seguro que no están?

-Completamente, estamos solos – digo mientras voy bajando mi mano.

Solo me mira con cierta molestia, se acerca el teléfono al oído y sigue hablando con su novio.

Con la última pregunta supe que ya me había dado el paso, así que bajé mi mano hacia sus piernas otra vez, subí un poco su vestido, y empecé a masajear su coño.

Al principio estaba un poco quieta, pero después de unos segundos, abrió las piernas para sentir mejor mis dedos. Empezó a mover en círculos su pelvis, ayudando con el movimiento de dedos. Veía como sus tetas se empezaban a endurecer a través del vestido, esta chica no le gusta andar con ropa interior por la casa.

-Oh si cariño, claro que saldremos este fin de semana – le decía a su novio.

Mientras seguía tocando su coño, pude ver como arqueaba su cuerpo un poco, señal de excitación. En ese momento aprovecho y me bajo el short, acercándome a su cara para que me la mame. Al acercarme, vi su cara de excitación, esa cara en donde frunces el ceño un poco y miras con atención el cuerpo de tu pareja.

Se mordió los labios al ver mi pene erecto, acercándose a su boca, listo para ser chupado. Al tenerlo en frente, abrió la boca, sacando la lengua, se lo metió, completo. Con la mano que tenía libre, lo agarraba del tranco para hacer una paja a la vez que me lo mamaba. Yo no paraba de tocarle el coño. Mis dedos circulaban en sus labios, empapándose mucho por lo calienta que mi hermana se ponía es estas situaciones.

Ella chupaba mi pene con esmero y pasión, succionando toda la baba y sacándola de su boca con “ploc” de sonido. Luego comenzaba a chuparme las bolas mientras me hacía una paja, llenando de baba la palma de su mano.

-Amor no, estoy sola, es la televisión la que escuchas – dice mientras me mira la cara y hace un gesto de desdén hacia su novio.

Después de dejar bien mojadas mis bolas, volvía a chuparme el pene, esta ves atragantándose en silencio, llevándolo hasta la garganta. Me hacía arcadas silenciosas, pero aun así no podía evitar gemir un poco por mis dedos en su vagina. Era tanta la excitación, que hasta sonaba cuando movía mis dedos en círculos sobre su coño, por la gran cantidad flujo que ella botaba.

-Amor… si, me atrapaste, estoy viendo porno en mi tv – le dijo al novio mientras tenía mi pene en su boca.

Le saqué el pene de golpe y me posicioné entre sus piernas para comenzar a penetrarla. La tomé de los tobillos, haciendo que sus piernas se flexionen por llevarlos arriba. Lo hacía para que abra las piernas, y así poder ver cómo me la cojo.

-Estaba pensando en ti y en tu verga – le dice al novio – hace mucho que no lo hacemos, extraño como me coges bebé.

Suelto uno de sus tobillos para coger mi verga, pasando la punta de este contra su coño húmedo. Estoy así unos segundos, jugando con su vagina, haciendo que lo desee con cada pasada.

-¡Métela ya! – me susurra

Y sin perder el tiempo, empujo mi verga para que penetre su vagina, haciendo que inhale con la boca abierta en silencio. Comienzo a bombearla mientras ella habla con su novio acostada. Intentaba no gemir, pero no podía resistir.

Empiezo a ver como mi verga se empapa de su flujo, haciendo que resbale dentro de su vagina. Eso me da libertad para ir más rápido con la embestida. Subo mi mano hacia sus pechos, los toco por encima de su vestido, sintiendo su pezón ya durito. Agarro su escote y lo bajo, dejando ver sus pechos excitados. No pierdo el tiempo en acercarme y empezar a chuparlos, son tan deliciosos. Se que le gusta que haga esto pues su gemir aumenta.

-No amor, no podemos vernos ahora, solo quiero escuchar tu voz mientras me toco – le miente.

 En ese momento, sin dejar de bombearla, me le acerco al oído y le susurro:

-Cuélgale.

-¡No! – responde con otro susurro.

-¿Por qué? Te quiero disfrutar mejor.

-¡No quiero que sospeche que estoy con alguien! – en ese momento eleva la voz - ¡Si amor! Tócate, me encanta cuando lo haces pensando en mí.

En ese momento, la cojo del mentón y le volteo la cara para darle un morreo. Ella me sigue el juego, metiendo su lengua en mi boca y bajando su mano por mi espalda hasta llevar a mi trasero.

-Que rico me coger hermanito – me susurra.

-Y te cogería más rico si no estuvieras hablando con él.

Comienzo a bombearla más duro, intensificando su gemir, para hacer que su novio la escuche. Sin embargo, ella es muy lista, sabe que excusa ponerle para hacer que no sospeche.

-Si amor, también me estoy tocando pensando en ti ¡ahhh que rica la debes de tener! – le dice al novio.

En ese momento, me canso de ser yo quien se mueve, y la volteo para ponerla encima de mí y hacer que ella haga el trabajo. Saco mi pito y me acuesto al costado de ella, siguiendo mi verga, se pone encima sentándose sobre mi verga.

-No sabes lo caliente que estoy amor – dice.

Empieza a sobar su vagina mojada conta mi pene, moviendo su pelvis de atrás a delante con ímpetu. Siento sus labios abrirse por el tronco de mi pene, a la vez que voy tocando su clítoris con mi dedo pulgar, circulando sobre este velozmente.

Mientras gemía en voz baja, se alza un poco, cogiendo mi pene y apuntándolo a su vagina. Inesperadamente, veo una gota de líquido preseminal saliendo de la punta de mi pene y resbalándose por el tronco.

-¿Si amor? ¡ah! ¡ah! ¡ah! – empieza a darme sentones – claro que me gustaría tenerte dentro de mí – le responde al novio.

Sus sentones hacen que la cama empiece a rechinar, no escandalosamente, a la par que veo sus trenzas rebotar por el movimiento. Llevo mis manos a sus pechos que, estando encima de mí, lo puedo tocar con mejor libertad.

Ella seguía sosteniendo el teléfono con una mano, mientras que la otra reposaba sobre mi pecho, ayudando a que tengan más equilibrio con los sentones. Luego se inclinó hacia atrás, poniendo su mano sobre la cama. Ese movimiento me dejó ver la cogida con mejor claridad, viendo como mi pene entraba y salida de su coño, a la par que gemía y hablaba con el novio.

-Que rico amor, ya quiero verte, no sabes cuánto te deseo – le decía al novio mientras montaba mi verga.

Sus implacables sentones hacían que cada vez estuviera más cerca de venirme, y ella también estaba a punto de hacerlo.

Aceleró los sentones, haciendo que su coño suene con brusquedad al entrar mi pene en este. Mis bolas se empapaban de sus jugos, haciendo que choquen con su ano, dando una sensación sublime, tanto en ella como en mí. Sus senos rebotaban, haciendo que lleve mi mano, posicionada en su vientre para sentir mejor los sentones, hacia ellas, presionando los pezones con delicadeza.

-¡Cariño me voy a venir¡

Dijo entre gemidos y jadeos sin frenar con lo sentones.

-Si si si ¡ah ah! Quiero que te vengas en mi amor – le dijo a su novio, viéndome a lo ojos, con ese ceño fruncido que enana el clímax del momento.

Ayudé con las embestidas, moviendo mi pelvis, haciendo que mi verga entre más en su coño. Eso hacía que gima fuerte, demasiado. El sudor de cuello baja con rapidez entre sus pechos, gracias los sentones deliciosos que me daba.

-¡Me voy a venir! ¡me voy a venir! – dice elevando la voz.

-¡Yo también! – digo con un susurro alto.

En ese momento de jadeos, gemidos, y sentones, me vengo dentro de mi hermana mientras ella chorrea su flujo con mi verga dentro. Borboteo chorros de semen que la dejan llena, y, después de tal espectáculo, se quita mi verga lentamente, haciendo que mi semen salga de su vagina, cayendo a un lado de mi pene.

Por el cansancio, se recuesta a mi costado.

-Que rico estuvo eso amor, ¿en serio te viniste? – le pregunta al novio mientras yo me limpio con las sábanas.

Después de limpiarme un poco, me levanto sin prisa de la cama, todo relajado. Cojo mi short y me lo pongo, saliendo del cuarto, dejándola sola mientras seguía hablando con su novio.

-Si, nunca eh estado tan caliente, ¿Cuándo querías que nos veamos amor?... – fue lo último que escuché antes de salir por completo.

Mientras bajaba las escaleras, me llega un mensaje al celular. Era de mi novia, diciendo: “Ya estoy afuera de la casa, ¿en serio no están tus padres?”. Bajo rápidamente las escaleras y me dirijo a la puerta. Al abrirla, la encuentro con un short negro y una blusa que le llega hasta el ombligo. La cojo de las muñecas y la entro con cierta fuerza. 

-¿En serio no están tus padre? – pregunta con una sonrisa en su rostro.

-Si si, no están, así que desvístete nena, quiero sentir ese coño – digo mientras me bajo el short, otra vez.

Nos comenzamos a besar mientras nos acercamos al mueble, el más grande. Nos tiramos de golpe, quitándonos la ropa apresuradamente y… bueno, esta parte ya se la saben.

Comentarios