Mi engreída Josselin

  Josselin siempre fue una niña muy cariñosa, constantemente le pedía abrazos su madre, y besos en la mejilla a mí, su padre. Quería jugar todos los días en el enorme jardín que tenemos, correteando con su faldita que hacía vaivén por el viento mientras ella imaginaba que podía volar, con su muñeca de trapo en un mano mientras decía “¡Vuela más alto!”. Su simpatía le causaba ternura a todos los adultos que la conocían, era como si quieran abrazarla hasta hacerla explotar. Desde pequeña tenía actitudes raras cuando se trataba de mí. Cuando llegaba a casa, ella siempre gritaba “¡Papi!” y venía corriendo a mí sin dejarme cerrar la puerta por completo. Quizás les parezca normal, pero lo raro llegaba cuando intentaba saludar a mi esposa con un beso en los labios y Josselin me interrumpía. Me jaloneaba y me decía “Cárgame papi cárgame” o a veces solo me decía “Ven te quiero mostrar algo que hice” e impedía que saludara a Beatriz, mi esposa. Cuando caminábamos los tres por la calle ta...

Comienzo una relación de sexo con mi madre

 


Nos empezamos a besar en plena oscuridad, sin siquiera saber si el otro quería más que solo besos, lo que si sabíamos es que estaba mal. Nos dejamos llevar el día que nos quedamos solos en casa, cuando papá tardaría más de la habitual en llegar a casa y mi hermana se quedaba en casa de una amiga a dormir para terminar un trabajo de su universidad. Era de noche, muy tarde, casi las 12, y mi madre y yo no sabríamos cuanto más aguantar las ganas de coger.

Ese día rompimos las reglas familiares y cogimos como amantes, como si no existiera la relación madre e hijo, como si se tratara de alguien que te consigues en un bar. Ella estaba sentada en el sillón, viendo tv junto a mí, casi acurrucados. Estaba con su bata blanca, casi transparente, de esas que te dejan ver un poco la ropa interior, no era nada raro que llevara esa pijama, siempre las usaba. Creo que durante todos estos años, verla con esas bata, hizo que mi atracción a ella aumentara.   

Veíamos una película de terror, de esas que son tan absurdas que dan risa, pero fue excusa suficiente para dejar que me agarrara del brazo. Las escenas con ruidos hacían que nos acurrucáramos más, apretándonos entre nosotros de manera juguetona.

Mientras la película avanzaba, iba mirando de reojo los pechos de mi madre. No eran grades, eran medios, pero aun así se me antojaban, sin embargo, no podía evitar sentirme como un enfermo mental cuando los miraba. Veía todo su cuerpo de reojo, con sus piernas recogidas, entando apoyada en mí, con esa bata matadora junto con su cabello castaño, era como una escena romántica en las películas viejas.

Inesperadamente, hubo una escena que hizo que nos de un pequeño espasmo, haciendo que mi madre ponga una de sus manos sobre mi entrepierna. Eso fue totalmente inesperado, un poco incómodo por el hecho de que llevo como media hora de película viéndole el cuerpo. Su mano apretaba mi entrepierna por el “miedo” a la película, poniéndome alerta en no hacer un movimiento estúpido que pensara que quiero más que solo simples abrazos y manoseos. NO, si quiero más que eso, pero no podíamos pues las reglas dicen que las relaciones incestuosas no son buenas.

La película está a punto de acabar, siento como se va soltando lentamente de mi brazo, pero su mano aun sigue en mi entrepierna. Trato de quedarme inmóvil para no cometer algún error y hacer que crea que soy un maldito pervertido o algo por el estilo. Cuando de repente, se suelta de mí, dándome espacio suficiente para poder respirar con más tranquilar sin tener que esforzarme por respirar lento. Todo estaba bien ahora, las cosas no podían empeorar, hasta que siento como su mano pasa lentamente por mi pecho, como si lo estuviera sobando para seducir. Rápidamente giro para ver porque lo hace, pero veo que lo hace sin estar consiente, creo.

Seguía mirando la pantalla mientras sobaba mi pecho. Ella estaba a mi derecha, su mano izquierda sobaba su entrepierna mientras que la derecha mi pecho, con la cabeza inclinada sobre mi hombro. Es una pose media extraña, pero así pasó.

-¿Mamá? – pregunto con la incertidumbre en mi cuerpo.

-¿Si hijo? – pregunta, girando su mirada hacia mí.

-¿Qué haces?

-Disfruto la película, ¿tú no la disfrutas? – pregunta con una pequeña sonrisa en su rostros.

-No me refiero a eso… ¿Por qué me acaricias así?

-¿No te gusta? – pregunta sin dejar de sobar.

-¿Qué?

-¿Qué si no te gusta?

En eso, veo como lentamente va acercando su cara hacia mí, entrecerrando los ojos con suavidad y ternura, abriendo su boca ligeramente para poder meter su lengua en mi boca. Mi corazón empieza a latir fuertemente, mis manos a templar como en un terremoto, dejo de respirar unos segundos, haciendo que mi cara se enrojezca un poco. Sin embargo, solo cierro mis ojos a medida que se va acercando, dejando que sus labios choquen con los míos lentamente mientras sus manos juegos con mi cuerpo inerte.

Al chocar los labios con los del otro, instintivamente comenzamos un morreo intenso entre madre e hijo, con sus manos yendo más allá de los límites de una madre, con mis manos empezando a sentir el cuerpo caliente de ella, sintiendo su ropa interior a través de bata, disfrutando del beso apasionado mientras me rodea con sus brazos y empieza a inclinarse más hacía delante, haciendo que me acueste sobre el sillón.

En plana oscuridad, me acuesto boca arriba mientras mi madre se me coloca encima, sin parar de besarnos, sin parar de jugar con nuestras manos. Sus pechos chocan con mi cuerpo, haciendo que se aplasten un poco, dejándome sentir lo duro de sus pezones. Mi madre abre las piernas para colocar su coño encima de mi pene. Estos excitado, desde el momento en que se sentó conmigo, tanto que empieza a sobar su coño sobre mi verga erecta.

Con sus manos va sintiendo el cuerpo de su hijo, tratando de alzarle la camiseta para poder ir más lejos, para tocar el cuerpo de su menor hijo. Estiro mis manos hacía arriba para ayudarla con mis desnudes, luego, voy pasando mis manos por sus piernas hasta empezar a sentir la bata, y estando ahí, comienzo a subirla a través de su cuerpo para quitársela.

Los dos ahora estamos en ropa interior, con la luz de la televisión iluminando nuestros cuerpos excitados por el cuerpo del otro. Puedo ver una pequeña sonrisa mañosa en su rostro, una sonrisa que ya eh visto antes, se me hace demasiado familiar.

Sin para de moverse encima de mí, comienzo a tocar sus nalgas con tanta pasión que me entras ganas de comenzar a coger, pero al parecer ella quiere jugar un poco más antes de cometer el coito.

-¿Te gusta eso hijo? – me pregunta mi madre, circulando si pelvis sobre mi verga erecta.

-Está rico mami – respondo sin dejar de acariciar sus nalgas.

-Espero hacerlo mejor que tu novia – dice mientras pasa una de sus manos por abdomen – por cierto, ¿Dónde está tu novia mi bebé?

-No lo sé mami, solo estoy pensando en ti – digo mientras llevo mis manos a través de abdomen, pasando entre sus pechos, llegando hasta su rostro.

Luego de un rato jugueteando, se alza un poco por encima de mi para comenzar a bajarme el short, luego, me baja el bóxer con lentitud, haciendo que mi verga salga de golpe por el tirante de este. Al salir, da un pequeño golpecito sobre mi bajo estómago, rozando la puntita de este contra las bragas de mi madre. Al dejarse relucir, mi madre tira del golpe mi short y mi bóxer, dejándomelos en mis tobillos.

Al ver mi verga erecta, mi madre la coge y comienza masajear lentamente, haciendo que mis pies se estiren por lo rico que se siente sus pajas.

-Ohh hijo, se nota que no te divierte con la novia – dice mientras me masturba por debajo de ella.

Mientras me masturba, estiro mis manos por detrás de su espalda, tocando el gancho del sostén, desabrochándolo, dejando ver sus pechos deliciosos. Agarré ese sostén y lo tiré por ahí. Llevé las palmas de mis manos hacia los pechos de mi madre para sentir lo duritos que estaban sus pezones, sintiendo los suaves que eran, eso hacía que mi morbo aumente, olvidándome de la moral y la ética.

Se vuelve a sentar sobre mi verga, y vuelve a circular su pelvis sobre este, esta ves sintiéndolo mejor que antes pues mi verga estaba al descubierto. Al sentarse encima, elevo mi cabeza, apoyándome son una mano, para comenzar a chupar esos jugosos pechos. Los tenía en mi boca, mordiéndolos y lamiéndolos, amamantándome como si fuera un bebé. Ella pasaba una de sus manos por detrás de mi cabeza mientras que la otra iba tocando mis bolas por atrás de su culo.

Continué por un rato lamiendo esos pechos, hasta que no pude aguantar más las ganas de coger, y arranqué su calzón del tirón, haciendo que se lastime un poco, haciendo que de un pequeño gemido de dolor.

-¡Ahhh! ¡Bebé! ¡ten más cuidado! – dice ella mientras me coge del mentón con firmeza.

-Lo siento mami, es que ya no aguanto las ganas – digo sin dejar se apretar sus nalgas ni de chupar sus tetas.

Solo se me queda mirando con cierta molestia, pasando a quitarse las bragas por completo, dejándome ver su delicioso coño, humedecido por su flujo por estarse rozando contra mi pene. Ahora si estábamos completamente desnudos, sin nada que poder ocultar, un momento tan sublime el que pasaba con mi madre que no podía dejar de contemplar su bello cuerpo.

Mientras mis manos recorrían cada rincón de su cuerpo, ella sobaba su coño húmedo contra mi verga, empapándolo de sus flujos, dejándola lista para penetrar. Empecé a mover mi pelvis como ella, para sentir mejor los roces, empujando contra su coño para que el tronco de mi verga abra sus labios mientras que la pintita de este choca con su clítoris.

Una vez me dejó la verga toda babosa, se alzó un poco para colocar la puntita en su entrada. Cuando la posicionó, se fue sentando lentamente, dejando que mi verga resbale al entrar en su coño todo húmedo. Una vez entró por completo, ella comenzó a mover su pelvis de atrás a delante lentamente, inclinándose un poco para atrás colocando sus manos sobre mis rodillas, por detrás de su espalda, dejando ver como mi verga se desliza al entrar y salir de su coño.

Coloco una de mis manos en su cintura mientras que coloco la otra sobre su vientre para guiarla en el movimiento. Lleva su rostro boca arriba mientras gime con delicadeza, haciendo que disfrute más el momento. Juagaba con sus pechos en esta posición, apretándolos y dándoles pequeños manazos, no dolorosos, pero si sensuales que hacían que el momento se intensifique.

Tocaba con suavidad su clítoris que, gracias a la posición en la que estábamos, lo dejaba a la vista. Circulaba mi dedo pulgar sobre este mientras llevara su pelvis de atrás a adelante, sintiendo su gran culo sobre mis bolas.

Un rato más en esta posición, y cambiamos de pase. Ahora ella se inclina hacia delante, colocando sus manos sobre mi pecho, haciendo que ponga mis dos manos sobre su cintura. Nos acomodamos un poco en el sillón pues no hay mucho espacio, abro un poco las piernas para hacer que su culo se acomode bien, y comenzamos con las embestidas lentamente.

Ella fue dándome sentones lentos mientras yo llevaba mi pelvis de arriba abajo para que pene entre y salga de su coño, haciendo el mete saca con mi madre románticamente, como si el marido y padre la familia fuera yo.

Seguimos con los sentones, intensificando las embestidas a medida que los minutos pasaban, sintiendo el mete saca con una delicia inexplicable. Sus pechos rebotan junto con su cabello a medida que nos poníamos más agresivos, haciendo que mis respiraciones intensificadas y su gemir se entre corten por lo rápidos que eran los sentones.

-¿Te gusta hijo? – preguntaba ella, envolviéndome entre sus gemidos.

-Me encanta mami – respondo, viendo como sus pechos van se arriba abajo, admirando sus pezones.

-Hazlo hijo – dice mi madre con gemidos entre cortados – chúpalas, siempre fueron tuyas.

Comencé a amamantarme de los pechos de mi madre, jugueteando con ellos mientras la cogía. Lo hacíamos como marido y mujer, aprovechando la ausencia del resto de la familia. Disfrutamos ese momento íntimo, dándonos amor de madre e hijo, como debe de ser. Creo que siempre he estado enamorado de mi madre, y ahora tuve la oportunidad de cogérmela, soy el hombre más feliz del mundo.

Continuamos así por un buen rato, hasta que llegamos al momento del clímax. Nos dejamos llevar por la excitación y el morbo, que, olvidé sacar mi vega de su coño al venirme, chorreando cuatro borbotones de semen dentro de ella, llenando su coño de mi leche. Por su parte, se chorreó en mi verga, empapándola y dejando caer todo su flujo en ella. Una pequeña gota de flujo resbalaba por mis bolas, dejando una línea brillante por el camino.

Dejé mi verga dentro de ella, mientras se ponía flácida, y nos dimos un morreo esa posición, manchados de nuestros jugos, sudor y el placer se haberlo hecho con el otro. Nos besamos mientras nos abrazábamos con pasión y ternura, esta vez como novios adolescentes.

Un rato después, ella se levanta, sacando mi verga de su coño y dejándolo caer sobre mi bajo estómago, se coloca su ropa interior junto con la bota. Yo, mientras sigo acostado, con una mano flexionada por atrás de mi cabeza, completamente desnudo, veo a mi madre cambiarse. Su cuerpo es ardiente, de tan solo pensar en ese momento las ganas me vuelven a llamar.

-Eres sexi mami – digo mientras le sonrío al cambiarme.

-Gracias hijo, lo mismo digo bebé – dice mientras se pone la bata, alzando las manos y dejando ver su cuerpo.

Al vestirse, me lanza un beso volado y se va a su cuarto, subiendo las escaleras y dejándome en el sillón, echado con mucho cansancio, completamente desnudo. Durante toda esa semana no podía dejar de pensar en ese momento, tenía tantas ganas de repetirlo.

Pasaron los días y yo aun tenía ganas de más, así que, me atreví a ir su cuarto esa noche. La luz de la luna entraba por todas las ventanas de la casa, iluminando los pasillos de esta. Sigilosamente fui caminando hacia el cuarto de mis padres, esperanzado con encontrar a mi madre despierta, pero este no era la noche. Ella dormía junto a papá, semi desnuda, como siempre. A juzgar por el olor a sudor, habían cogido hacer poco. En cierta forma envidio a papá, ella es mi mujer, de nadie más, yo soy su hijo y solo yo merezco su amor.

Entré al cuarto en puntitas para evitar que despierten, me acerqué a la cama y me puse a los pies de mamá. Comencé a tocar sus pies suavemente, subiendo hacia sus muslos, tocando su trasero, llegando a sus caderas, subiendo a sus pechos. Empecé a manosear mi bulto mientras iba siguiendo el recorrido del cuerpo de mamá, me encantó hacer eso, manosearla mientras duerme. Escuchaba su respirar mientras ponía mi dedo índice en sus pezones, circulando para sentir como se ponen de duritos.

En eso, siento que mamá da un giro un tanto brusco, levantándose y abriendo los ojos, impresionándose de los que estoy haciendo.

-¡Bebé! – susurra en voz alta.

Inmediatamente, le doy un morreo para que no siga hablando mientras voy tocando mi bulto y sus pechos. Al principio trata de evitar el beso, pero luego se deja llevar, dejando meter mi lengua en su boca. Comienzo a tocar entre las piernas de mi mamá, sobando con delicadeza su coño por encima de sus bragas. A ella le gusta, pero trata de detenerme para no despertar a papá, quien está a su costado en ese momento.

Me deja de besar y me empuja un poco, regresa a mirar el dormir de papá, luego regresa a mirarme con cara de susto. Estoy decidido a coger con ella, así que no aceptaré una negativa como respuestas. La tomo de la mano, y la bajo de la cama, llevándola a mi cuarto sigilosamente. Ella me sigue la corriente, y aprieta mi mano mientras va detrás de mí. Una vez llegamos a mi cuarto, comenzamos a coger, esta vez de forma desesperada, para acabar antes de que alguien se despierte.

La tiré en mi cama, colocándome encima de ella mientras le alzo la bata y me coloco entre sus piernas. Saco mi verga erecta y hago a un lado sus bragas, dejando ver su coño. Paso el glande mi verga por la entra de su vagina, haciendo que esta se empiece a empapar lentamente. Una vez se humedece, comienzo a embestirla rápidamente, dándonos morreo y mordiendo nuestros labios.

-¡Bebé ahhh! ¡casi despiertas a tu papá ahh! – me reprocha mi madre entre gemidos.

-Los siento mamás, en serio quería cogerte, creo que te amo mami – digo sin dejar de penetrarla.

-Ohhh hijo, también te amo, siempre de daré amor – dice, seguido de un morreo intenso con baile de lenguas en nuestras bocas.

Seguimos con esta rutina durante la semana, casa dos días lo hacíamos. Era nuestro secreto prohibido, nadie se tenía que enterar de lo que hacíamos. A veces estaba tan caliente que, tan solo de pensar en ella, se me paraba.

Hubo noches en las que, cuando la iba a buscar a su cuarto, la encontraba cogiendo con papá. Ella se daba cuenta cuando los veía a través de la rendija de la puerta seme abierta, intensificando el sexo salvaje con mi padre apropósito, sacándome en cara como papá la coge y yo no. Mientras cogen, me sonría y me manda besitos discretos sin que papá se cuenta. Lo único que me queda en ese momento es masturbarme mientras la veo coger con papá, luego voy frustrado y molesto a mi cuarto.

Lo sé, se burla de mí. Como venganza, consigo a una chica de mi universidad para llevarla a casa y coger con ella. La meto a mi cuarto y dejo la puerta entre abierta apropósito para que mamá nos veo coger. Me doy cuenta cuando se queda en la puerta, viéndome coger con otra, eso hace que se moleste. Andamos peleados durante días, sin hablarnos por haber cogido con otras personas, luego revolvemos las cosas con sexo.

Seguimos así por un tiempo, un largo tiempo, disfrutando del amor incestuoso entre madre e hijo. Nos hicimos novios, incluso nos juramos fidelidad, prometiendo que pase lo que pase, siempre regresaremos con el otro por amor familiar.

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